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Fragmentos de libros. LA MUERTE DE UN VIAJANTE de Arthur Miller  Fragmentos II:

Acceso/Volver a los FRAGMENTOS I de este libro: Arriba FraLib
Continúa...     (Se muestra alguna información de las imágenes al sobreponer el ratón sobre ellas)

... BERNARD (entra a toda prisa). ¿Dónde está? Como no se ponga a estudiar…

WILLY (se acerca al proscenio, muy agitado). ¡Tú le soplarás las respuestas!

BERNARD. Siempre lo hago, pero en un Regents no puedo. ¡Es un examen estatal! ¡Podrían arrestarme!

WILLY. Pero ¿dónde se ha metido? ¡Voy a darle unos buenos azotes! ¡Se va a enterar!

LINDA. Y es mejor que devuelva el balón, Willy. No está bien.

WILLY. ¡Biff! Pero ¿dónde está? ¿Por qué está tirándolo todo por la borda?

LINDA. Es demasiado bruto con las chicas, Willy. A la madres las tiene asustadas.

WILLY. ¡Es que le voy a dar una buena!

BERNARD. Además conduce sin carné.

DesignedCustomerLinda1(Se oye la risa de LA MUJER)*

  *(Nota de la edición) Es una manera eficaz y muy original de sugerir la conexión entre la actitud de Biff y lo que el joven va a descubrir más adelante sobre la relación de su padre con esta mujer, a la que precisamente va a delatar una carcajada como la que escuchamos en este punto. La voz de LA MUJER viene a sumarse a las de Linda y Bernard espetándole a Willy esas otras cosas de las que el protagonista es en cierta medida responsable)

WILLY. ¡Callaos!

LINDA. Todas las madres…

WILLY. ¡Callaos todos!

BERNARD. Si no se pone ya con ello, va a suspender matemáticas. (El final de la frase coincide con su salida del escenario.

WILLY (tomándola con LINDA). ¡A Biff no le ocurre nada! ¿Es que quieres que sea un don nadie como Bernard? Biff tiene ánimo, carácter, personalidad…

(WILLY sigue hablando, sin percatarse de que LINDA, a punto de romper a llorar, ha salido por la puerta que da al salón. WILLY está ahora solo en la cocina, inmóvil y absorto en sus pensamientos. Las hojas han desaparecido del escenario y vuelve a ser de noche y a verse los edificios que contemplan desde arriba la casa de WILLY.)            

WILLY. ¡Lo ha robado! ¡Robado! Pero, ¿por qué roba? Supongo que lo devolverá. Pero, ¿por qué lo ha robado? Yo nunca le he enseñado nada deshonesto.

(HAPPY, en pijama, acaba de bajar por las escaleras. WILLY súbitamente se da cuenta de que está a su lado)

HAPPY. Venga, vámonos. Anda.

WILLY (se sienta a la mesa de la cocina). ¡Caray! ¡Otra vez ha tenido que encerar el suelo ella sola! ¡Y eso que sabe que cuando lo hace se queda baldada!

HAPPY. Shhhh. Tranquilízate. ¿Por qué te has vuelto?

WILLY. Me he llevado un susto de muerte: casi atropello a un chico en Yonkers. ¡Dios mío! ¿Por qué no me fui a Alaska con mi hermano Ben en aquella ocasión? ¡Ben! Ese hombre sí que era un genio, la propia personificación del éxito. ¡Qué gran error! ¡Y eso que me rogó que me fuera con él!

HAPPY. Bueno, ahora ya no sirve de nada el…

WILLY. ¡Siempre estáis con lo mismo! ¿Hay muchos hombres que hayan empezado con un hatillo a la espalda y hayan terminado con minas de diamantes?

CartelConcocheHAPPY. La verdad es que me encantaría saber cómo lo hizo.

WILLY. ¡No hay ningún misterio! Ese hombre sabía lo que quería y fue a por ello. Entró en la selva y salió a los veintiún años. Estaba forrado. El mundo es como una ostra, hay que abrirlo y cuesta trabajo, pero tumbado en la cama no se consigue.

HAPPY. Papá, ya te he dicho que te voy a retirar de por vida y no vas a tener que trabajar más.

WILLY. ¿Qué tú me vas a retirar de por vida con setenta dólares que ganas a la semana? Me cago en… Cuando además tienes que pagar el coche, el apartamento, las mujerzuelas ésas… ¿Y tú eres el que me ha de retirar? Dios santos, no he sido capaz de ir más allá de Yonkers esta mañana! ¿Pero es que no os dais cuenta, todos vosotros? ¡Esto no es un fogata, es un incendio en toda regla! Ya ni siquiera soy capaz de conducir.

(Ha parecido CHARLEY en la puerta. Es un hombre corpulento, que habla despacio, de manera lacónica y casi sin inflexión. Siempre que habla, diga lo que diga, lo hace de modo lastimero, aunque en este preciso momento hay además en él un cierto nerviosismo. Lleva puesto un pijama, una bata y zapatillas de andar por casa. Entra en la cocina.)

CHARLEY. ¿Va todo bien por aquí?

HAPPY. Sí, Charley, no te…

WILLY. ¿Qué pasa?

CHARLEY. He oído ruido y me pareció que pasaba algo. Habría que hacer algo con las paredes. Estornudáis aquí y en mi casa vuelan hasta los sombreros.

HAPPY. Vámonos a la cama, papá. Venga.

(CHARLEY le hace señas a HAPPY para que suba él solo.)

WILLY. Ve tú. No tengo sueño aún.

HAPPY (a WILLY). Cálmate, ¿vale? (Sale.) 

kweku collinsWILLY. ¿Qué haces levantado?

CHARLEY (se sienta en la mesa de la cocina frente a WILLY) No podía dormir. Ardor de estómago.

WILLY. Es que no sabes comer.

CHARLEY. Sí, con la boca.

WILLY. Eres un ignorante. Deberías leer cosas sobre las vitaminas y todo eso.

CHARLEY. ¿Te hace una partida? Igual así te entra sueño.

WILLY (lo duda un instante). Vale. ¿Has traído las cartas?

CHARLEY (saca un mazo de cartas del bolsillo). Pues sí. Están por aquí. ¿Qué me decías de las vitaminas esas?

WILLY (barajando). Fortalecen los huesos. Es pura química.

CHARLEY. Sí, pero el ardor de estómago no tiene nada que ver con los huesos.

WILLY. Pero ¿qué dices? Si es que no sabes nada de nada.

CHARLEY. No te enfades.

WILLY. Pues no hables de cosas que no entiendes.

(Comienza la partida. Breve pausa.)

CHARLEY. ¿Por qué has vuelto?

WILLY. He tenido un problemilla con el coche.

CHARLEY. Ah. (Breve pausa.) Me gustaría hacer un viaje a California.

WILLY. No me digas.

CHARLEY. ¿Quieres un trabajo?

WILLY. Ya tengo uno, te lo he dicho muchas veces. (Breve pausa.) ¿Para qué demonios me ofreces trabajo?

CHARLEY. No te ofendas.

WILLY. Pues no me insultes.

ViajanteMaletasCHARLEY. Pero es que no lo entiendo. Si sigues así es porque quieres.

WILLY. Tengo un buen trabajo. (Breve pausa.) Es que no sé para qué vienes aquí una y otra vez con la misma cantinela.

CHARLEY. Si quieres me voy.

WILLY (Tras una pausa, durante la que se viene un poco abajo). No lo entiendo. Piensa volver a Texas. Pero ¿para qué?

CHARLEY. Déjale que se vaya.

WILLY. Tampoco tengo nada que ofrecerle, Charley, Estoy sin blanca. Sin blanca.

CHARLEY. No se va a morir de hambre. Saben buscarse la vida. Deja de preocuparte por él.

WILLY. Entonces, ¿de qué me tengo que preocupar?

CHARLEY. Te lo tomas todo muy a pecho. A hacer gárgaras. Las cosas son como son y hay que aceptarlas.

WILLY. Para ti es fácil decirlo.

CHARLEY. No, no es fácil.

WILLY. ¿Has visto el techo nuevo del salón?

CHARLEY. Sí, has hecho un gran trabajo. Para mí color un techo nuevo es un misterio absoluto. ¿Cómo lo haces?

WILLY. Y ¿qué más da?

CHARLEY. No, quiero escucharlo.

WILLY. Entonces, ¿para qué demonio me lo preguntas? ¡Qué pesado!

CHARLEY. Te enfadas por cualquier cosa.

WILLY. Un hombre que no sabe manejar herramientas no es un hombre de verdad. Me das asco.

CHARLY. No me hables así, Willy.

(Por la esquina derecha de la casa y directamente al proscenio hace su entrada TIO BEN. Lleva un maletín y un parasol. Es un hombre fío, de unos sesenta años, con bigote y que inspira respeto. Está completamente seguro de sí mismo y de su camino y desprende un aura de lugares lejanos. Su entrada debe coincidir exactamente con la siguiente frase de WILLY.)

CadaDiaMasCansadoWILLY. Estoy cada vez más cansado, Ben.

(Se escucha la música de BEN. Éste mira a su alrededor, contemplando cada objeto.)

CHARLEY. Estupendo; sigamos jugando. Vamos a dormir a pierna suelta, ya lo veras. ¿Me has llamado Ben?

(BEN consulta su reloj.)

WILLY. ¡Qué curioso! Por un instante me has recordado a mi hermano Ben.

BEN. Tengo solo unos minutos. (Pasea por el escenario, inspeccionándolo todo. WILLY y CHARLEY continúan con la partida.)

CHARLEY. No has vuelto a saber de él, ¿no? Desde aquella vez.

WILLY. ¿No te lo ha contado Linda? Hace un par de semanas nos llegó una carta de su mujer desde África. Ha muerto.

CHARLEY. No me digas.

BEN (ríe entre dientes). Así que esto es Brooklyn.

CHARLEY. Igual te cae algo en el testamento.

WILLY. ¡Qué va! Tenía siete hijos. Lo único de ese hombre podía haber dado fue…

BEN. Tengo que cogen un tren, William. Voy a ver unas fincas en Alaska a las que les he echado el ojo.

WILLY. Claro, claro. Si me hubiera ido con él a Alaska aquella vez, todo habría sido distinto.

CHARLEY. Venga ya, Willy. Lo único distinto es que allí te habrías congelado.

WILLY. Ya estás otra vez.

Alaska1BEN. Las oportunidades son enormes en Alaska, William. No entiendo como no estás allí.

WILLY. Si, es verdad, enormes.

CHARLEY. ¿Cómo dices?

WILLY. Es el único hombre que he conocido que tuviera todas las respuestas.

CHARLEY. ¿Quién?

BEN. ¿Cómo estáis todos por aquí?

WILLY (sonriendo y recociendo el dinero que acaba de ganar en la partida con CHARLEY). Bien, bien.

CHARLEY. Estás de suerte esta noche.

BEN. ¿Mamá vive con vosotros?

WILLY. No, murió hace mucho tiempo.

CHARLEY. ¿Quién?

BEN. Vaya. Mamá era una mujer de bandera.

WILLY (a CHARLEY). ¿Cómo?

BEN. Contaba con haber visto a la vieja.

CHARLEY. ¿Quién se ha muerto?

BEN. ¿Tienes noticias de papá?

WILLY (abatido). ¿Cómo que quién ha muerto?

CHARLEY (Ahora es CHARLEY quien ha ganado y quien recoge el dinero). ¿De quién estás hablando?

BEN (mirando de nuevo el reloj). William, son las ocho y media.

WILLY (como forma de ahuyentar su propia confusión mental detiene, enfadado, la mano de CHARLEY). ¡Ese juego es mío!

CHARLEY. Pero si he sacado yo el as…

WILLY. Si no sabes jugar, no pienso perder mi tiempo ni mi dinero.

CHARLEY (levantándose). ¡Ese as era mío! ¡Me cago en diez!

WILLY. Ya no juego más. Se acabó.

BenYWillyLoman

BEN. ¿Cuánto hace que murió mamá?

WILLY. Mucho. Nunca has sabido jugar a las cartas.

CHARLEY (recoge las cargas y se dirige a la puerta). ¡Vale! ¡Muy bien! La próxima vez traeré una baraja con cinco ases.

WILLY. Yo no hago trampas.

CHARLEY (volviéndose hacia él). Debería darte vergüenza.

WILLY. ¿Ah sí?

CHARLEY. ¡Sí! (Sale.)

WILLY (dando un portazo tras él). ¡Imbécil!

BEN (mientras WILLY se acerca hasta él cruzando la pared de la cocina). Así que tú eres William.

WILLY (estrechando la mano de BEN). Ben, llevo tanto tiempo esperándote. Contéstame. ¿Cómo lo lograste?

BEN. Uf, es una larga historia.

(LINDA entra directamente al proscenio, con su aspecto de años, llevando una cesta con la colada.)


LINDA. ¿Éste es Ben?

BEN (mostrando toda su galantería). Es un placer conocerte, querida.

DesignedCustomerLinda2LINDA. ¿Dónde te has metido todos estos años? Willy nunca ha terminado de entender por qué…

WILLY (tomando a BEN del brazo, lo aparta de ella. Está impaciente por continuar la conversación). ¿Dónde está papá? ¿No fuiste a buscarlo? ¿Cómo te abriste camino?

BEN. Bueno, no sé qué es lo que recuerdas exactamente.

WILLY. Era un niño, claro, tendría tres o cuatro años…

BEN. Te faltaba un mes para cumplir los cuatro años.

WILLY. ¡Menuda memoria, Ben!

BEN. He llevado adelante muchas cosas, William, y jamás he tenido que anotar nada.

WILLY. Me acuerdo que estaba yo sentado al lado de la carretera de Nebraska, creo.

BEN. En Dakota del sur. Y te regalé un ramo de flores silvestres.

WILLY. Te recuerdo marchándote por alguna de esas carreteras.

BEN (ríe). Sí, iba a buscar a papá a Alaska.

WILLY. ¿Dónde está?

BEN. A aquella edad o sabía nada sobre geografía, William. Al cabo de unos días me di cuenta de que iba hacia el sur y, en lugar de Alaska, me encontré en África.

LINDA. ¡África!

WILLY. ¡La Costa de Oro!

BEN. Minas de diamantes, sobre todo.

LINDA. ¡Minas de diamantes!

BEN. Sí, querida. Pero solo dispongo de unos minutos y…

WILLY. ¡No! ¡Chicos! ¡Hijos míos” (Salen BIFF y HAPPY con aspecto de hace años.) Quiero que oigáis esto. Éste es vuestro tío Ben, un gran hombre. Cuéntaselo a ellos, Ben.

BEN. Pues bueno, chicos, cuando tenía diecisiete años me adentré en la jungla y no salí hasta que tenía veintiuno…

WillyConLlave

Del ACTO SEGUNDO

276

(Pausa.)

CHARLEY (se acerca a él con amabilidad). ¿Cuánto necesitas, Willy?

WILLY. Charley, estoy tieso, tieso. No sé que hacer- Me acaban de despedir.

CHARLEY. ¿Que Howard te ha despedido?

WILLY. El cretino ese. Increíble, ¿no? Cuando yo le puse ese nombre. Se llama Howard por mí.

CHARLEY. Willy, ¿cuándo vas a entender que esas cosas no significan nada? Vale, se llama Howard por ti. Y ¿a quién puedes venderle eso? Lo único que tienes de verdad en la vida es aquello que puedes vender. Bueno, pues resulta que te ganas la vida vendiendo y aún no te has dado cuenta.

WILLY. Supongo que siempre he intentado verlo de otro modo. Yo creía que si un hombre dejaba impresionados a los demás, caía bien, nada…

JPMorganCHARLEY. Pero ¿por qué tienes que caerle bien a todo el mundo? ¿A quién le caía bien J.P. Morgan? ¿Dejaba impresionados a los demás? En un baño turco podría pasar por un carnicero. Pero cuando se colocaba la cartera, entonces sí que caía bien y yo tampoco es que esté loco por ti, pero te ofrezco un empleo porque… Diablos, porque sí, ya está. Venga ¿qué contestas?

WILLY. Es que no sé explicártelo, pero no puedo trabajar para ti, Charley.

CHARLEY. ¿Qué pasa? ¿Estás celoso de mí?

WILLY. No puedo trabajar para ti, ya está, no me preguntes por qué.

CHARLEY (enfadado, saca unos cuantos billetes más de la cartera). Toda la vida me has tenido envidia, ¡maldito estúpido! Venga, paga el seguro. (Le pone el dinero en la mano a WILLY.)

WILLY. Llevo las cuentas al dedillo.

CHARLEY. Tengo trabajo. Cuídate. Y paga el seguro.

WILLY (va hacia la derecha). ¡Qué curioso! Toda la vida por esas carreteras, en tren, todas las citas, años y años, y al final vales más muerto que vivo.

CHARLEY. Willy, muerto nadie vale nada. (Breve pausa.) ¿Me has oído?

 

295

WILLY. ¿Quieres dejar de reírte? ¿Quieres hacer el favor?

LA MUJER.  Pero, ¿es que no vas a abrir la puerta? Va a despertar a todo el hotel.

WILLY. No estoy esperando a nadie

LA MUJER.  ¿Por qué no te tomas otra copa, cariño, y dejas de pensar únicamente en ti mismo?

WILLY. Estoy muy solo.

LA MUJER.  Ya sabes que has sido mi perdición, Willy. Desde ahora, cada vez que vengas por la oficina, me encargaré de que no tengas que esperar junto a mi mesa. Te pasaré a ti antes que a los demás vendedores. Has sido mi perdición.

WILLY. Me gusta escucharte decirlo.

ConLaMujerLA MUJER.  ¡Jolín, es que solo piensas en ti mismo! ¿Pero por qué tan triste? Eres el ser más triste y menos generosos que he veído… visto… nunca. (Ella se ríe y el la besa) Entra conmigo, viajante mío. ¡A quién se le ocurre ponerse la ropa en mitad de la noche! (Coincidiendo con nuevos golpes en la puerta.) Pero ¿es que no vas a abrir la puerta?

WILLY. Se han equivocado de habitación.

LA MUJER.  Pero yo he oído como llamaban. Y quien sea nos ha oído hablar aquí dentro. ¡A lo mejor hay un incendio en el hotel!

WILLY (cada vez más atemorizado). Se equivocan.

LA MUJER.  ¡Entonces, dile que se vaya!

WILLY. No hay nadie fuera.

LA MUJER.  Willy, me está poniendo muy nerviosa. Hay alguien ahí fuera y me está poniendo nerviosa.

WILLY (la empuja para que se aparte de él). Vale, quédate en el cuerto de baño y no salgas. Hay leyes contra esto en Massachussets (*),

*(Nota de la edición) Lo más sorprendente no es que en los años 20 el adulterio fuera considerado delito en Massachussets sino que siga siéndolo (además de en Idaho, Michigan, Oklahoma y Wisconsin; en muchos otros estados se considera “solo” una falta). Obviamente, es una legislación que no suele llevarse a efecto, aunque en 1980 una pareja fue sorprendida en ese estado practicando relaciones sexuales en el interior de un vehículo. Ambos estaban casados (con otras parejas) y se les impuso una multa. La mujer recurrió y en 1983 la Corte Suprema del estado falló contra ella. En la conocida sentencia Commonwealth vs. Stowell, se afirma que las leyes contra el adulterio de Massachussets se ajustan a derecho y, por tanto, son de aplicación.

así que no vayas a salir. A lo mejor es ese recepcionista nuevo. Parecía tener muy mala idea. No se te ocurra salir. Se están equivocando de habitación ¿Cómo va a haber un incendio?

(Se vuelve a escuchar cómo golpean la puerta. WILLY se aparta de LA MUJER unos pasos, mientras ella se esconde entre bastidores. La luz acompaña a WILLY en sus movimientos y de pronto el viajante se encuentra con el JOVEN BIFF, que lleva una maleta. BIFF se acerca a su padre. Deja de oírse la música.)

BIFF.  ¿Por qué no abrías?

WILLY. ¡Biff! ¿Qué estás haciendo en Boston?

BIFF.  ¡¿Por qué no abrías?! Llevo cinco minutos llamando y antes lo había intentado por teléfono…

WILLY. Acabo de oír la puerta. Estaba en el baño. ¿Ha ocurrido algo en casa?

BIFF.  Papá… Te he fallado.

WILLY.¿Qué quieres decir?

BIFF.  Papá…

WILLY. Biff, ¿qué te pasa? (Le pasa un brazo por encima del hombro.) Venga, vamos abajo y te tomas un batido.

BIFF. Papá, he suspendido las matemáticas.

WILLY. ¿El examen final?

BiffLomanBIFF.  Sí. No tengo créditos suficientes para graduarme.

WILLY.¿Me estás diciendo que Bernard no te ha soplado las respuestas?

BIFF. Sí, sí, bueno, lo intentó, pero solo obtuve sesenta y un puntos.

WILLY.¿Y no te piensan dar los cuatro que te faltan?

BIFF. Birnbaum se ha negado en redondo. Se lo he rogado, papá, pero no ha querido. Tienes que hablar con él antes de que se vaya de vacaciones. Porque si viera el tipo de hombre que eres y le hablaras de esa manera que tú sabes, seguro que me ayudaría. Es que su clase era justo antes del entrenamiento y no he ido apenas. ¿Vas a hablar con él? Le caerás bien, papá. Ya sabes con qué habilidad convences a la gente.

WILLY. Tienes toda la razón. Ahora mismo cogemos el coche y nos volvemos a casa.

BIFF. ¡Bien, papá! Seguro que si hablas con él, se arregla todo.

WILLY. Ve abajo y dile al recepcionista que me prepare la cuenta. Venga, ve abajo.

BIFF. ¡Sí señor! Verás, papá, la razón por la que me tiene manía es que… Un día se retrasó y, mientras venía, me puse en la pizarra a imitarlo. Con los ojos bizcos y ceceando.

WILLY (riendo). ¿Ah sí? ¿Les gustó a los otros chicos?

BIFF. Casi se mueren de la risa.

celinacurry zenderposterWILLY. ¿Sí? ¿Y cómo lo hacías?

BIFF (ceceando). La raíz cuadrada de cecenta y trez ez… (Willy ríe a carcajadas; BIFF también.) Y justo entonces va y llega él.

(WILLY se ríe y LA MUJER lo hace también, aunque desde fuera del escenario.)

WILLY (sin pensarlo un instante). Venga, date prisa, ve abajo y…

BIFF.¿Hay alguien ahí dentro?

WILLY. No, era la habitación de al lado

(vuelven a oírse las risas de  LA MUJER.)

BIFF. Hay alguien en el baño.

WILLY. No, es la habitación de al lado, hay una fiesta y…

LA MUJER  (entra riendo y también ceceando). ¿Puedo entrar? Hay algo en mi bañera, Willy, y ze eztá moviendo. (WILLY se vuelve para mirar a BIFF, que contempla a LA MUJER con la boca abierta, horrorizado.)

WILLY. Bueno, pues es mejor que vuelva a su habitación. Ya deben de haber terminado de pintar. Están pintando su habitación y la he dejado que se duche aquí. Venga, vuelva ya a… (La empuja)

LA MUJER (resistiéndose). Pero tengo que vestirme, Willy, no puedo…


MediasRedStocking

WILLY. Váyase de aquí. Vuelva, vuelva… (De pronto trata de adoptar una actitud que haga que todo parezca natural.) Te presento a la señorita Francis, una clienta. Mi hijo Biff. Están pintando su habitación. Vuelva, señorita Francis, vuelva ya a…

LA MUJER. Pero ¿y mi ropa? No puedo salir desnuda al pasillo.

WILLY (tratando de sacarla del escenario a empujones). ¡Salga de aquí! ¡Váyase a su habitación, váyase!

(Poco a poco, BIFF se sienta en la meleta mientras WILLY y LA MUJER continúan discutiendo fuera de escena.)

LA MUJER.¿Dónde están mis medias? Me prometiste que me comprarías medias, Willy.

WILLY. ¡Ahora no tengo ninguna!

LA MUJER. Me habías traído dos cajas de la talla nueve extrafinas y quiero que me las des.

WILLY. Vale, vale, toma, caramba. ¿Te vas a marchar ya?

LA MUJER. (reaparece en escena con una caja de medias). Espero que por lo menos no haya nadie en el pasillo. Por lo menos. (A BIFF) ¿Fútbol o béisbol?

BIFF. Fútbol.

LA MUJER (enfadada y humillada). Yo también soy más de fútbol. Buenas noches. (De un manotazo le quita a WILLY su ropa y sale)…

Del REQUIEM

 ViñetasArgumento

BIFF. Pero tenía unos sueños equivocados. Completamente equivocados.

HAPPY (casi dispuesto a pelear con BIFF). ¡No digas eso!

BIFF. Nunca entendió quién era en realidad.

CHARLEY (deteniendo a HAPPY, que da unos pasos y está a punto de contestar. A BIFF). Que no se le ocurra a nadie culpar de nada a este hombre. No lo entendéis. Willy era viajante. Y un viajante no es alguien que va por la vida pisando el suelo. No une tuercas y pernos, no te explica las leyes, no te receta medicinas. Es alguien que está allí arriva, en el cielo, que cabalga sobre una sonrisa y el lustre de sus zapatos. Y cuando empiezan a no devolverle esa sonrisa…. Entonces ocurre un terremoto. Lo siguiente es descubrir un par de manchas en el sombrero. Ahí has acabado. Que no se le ocurra a nadie culpar de nada a este hombre. Un viajante tiene que soñar, chico. Así el la vida.

BIFF. Charley, este hombre nunca entendió quién era en realidad

HAPPY (furioso). ¡No vuelvas a decir digas eso!

...

También, de "La muerte de un viajante", acceso a:

El Comienzo:  LaMuerteDeUnViajante

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