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Fragmentos de libros. EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA de Gabriel García Márquez  Final I:

Nuestra portada:
KikiNagasaki800
TEXTO DE PORTADA:  Las Kikis Nagasaki son una raza de gallinas de origen japonés de temperamento muy tranquilo. Nos resultan muy llamativas por su exotismo y porque sus machos parecen que nos observan con altivez por esa cola tan alta que tienen y que se les eleva muy por encima de sus crestas; y también nos resultan muy graciosas porque tienen la peculiaridad de tener las patas tan, tan cortas, que sus alas rozan el suelo de modo que, cuando caminan, parecen ir deslizándose. O sea, no parece muy acertado traer un kiki Nagasaki como portada como alusión al gallo de pelea, un personaje de la novela que no nos habla pero que resulta el hilo fundamental con el que García Márquez cose el argumento para decirnos otras cosas. Pero pasa que una prima nuestra ha tenido el capricho de criar esta raza en su aldea y queríamos decirlo, y porque Leandro, el gallo de nuestra portada, no tiene el temperamento tan tranquilo como se le debía suponer y ha resultado tan pendenciero que le tienen que tener apartado, encerrado en una jaula, para que no agreda al resto de congéneres a poco que se le tuerza no se sabe que pluma.
  Leandro, un gallo Kiki Nagasaki.   La Galguera, Llanes, Asturias.   © LCJ  2019
Editorial:  Rotativa web no encontrada
 
 
Finales de libros  

... El coronel examinó a través del gallo el humor de su esposa. Nada en él merecía rencor. Estaba listo para los entrenamientos. El cuello y los muslos pelados y cárdenos, la cresta rebanada, el animal había adquirido una figura escueta, un aire indefenso.

– Asómate a la ventana y olvídate del gallo –dijo el coronel cuando se fueron los niños–. En una mañana así dan ganas de sacarse un retrato.

Ella se asomó a la ventana pero su rostro no reveló ninguna emoción. "Me gustaría sembrar las rosas", dijo de regreso a la hornilla. El coronel colgó el espejo en el horcón para afeitarse. 

– Si quieres sembrar las rosas, siémbralas –dijo.

Trató de acordar sus movimientos a los de la imagen.

– Se las comen los puercos –dijo ella. –Mejor –dijo el coronel–. Deben ser muy buenos los puercos engordados con rosas...

  ...

Continuar  FINAL de "El coronel no tiene quien le escriba" 

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