El velo.
(Carta enviada por un hipotético votante del PP a "Cartas al director" de EL PAIS, por si tuvieran a bien publicarla...)
Candidatos para cuidar el gallinero de mi pueblo
Si yo fuera el designado para elegir un animal de entre los cuatro candidatos para cuidar el gallinero de mi pueblo, a saber, un zorro, un pequinés, un perro labrador y un jilguero y, finalmente, eligiera al zorro; cuando en la primera hora de la mañana no quedaran en el gallinero más que plumas voladizas, gallinas muertas o agonizantes y el zorro ahíto, la piel de este zorro, desde luego, al poco sería convertida en pelliza para el pastor comunal o en estola dorada para el escaparate de una peletería. Pero con lo nobles y consecuentes que son en mi pueblo, seguramente, también mi piel terminaría convertida en parche para uno de los bombos que retumban en la Semana Santa, metafóricamente hablando, claro.
Extrapolando, yo, como votante del PP para nuestra gobernación en Madrid, por justa correspondencia y en un ejercicio de corresponsabilidad, por esta carta, quisiera poner mi piel, también de forma metafórica, al servicio de los ciudadanos para hacer con ella un velo que ocultara el rostro de algún electo inocente. Y, como estoy seguro de que serían muchos los votantes del PP que, como yo, consecuentes, íntegros, responsables, desearían salvaguardar su honor abrazando mi iniciativa, entonces, el velo tejido con nuestras pieles metafóricas alcanzaría un tamaño considerable.
Evidentemente, por el estado de derecho que nos protege, antes sería pertinente un juicio para poder defendernos. Pero, ¿qué podríamos alegar? Sí, que nosotros votamos un alcalde y ahora nos representa una alcaldesa, que nosotros votamos una presidenta de la Comunidad y ahora nos rige un presidente, que nosotros votamos un programa que resultó ser un señuelo, que nosotros confiamos el voto a una lista cerrada y que poco podíamos conocer de los zorros candidatos inscritos en los lugares más rezagados… Poco más podríamos aducir sobre los animales que elegimos para cuidar el gallinero madrileño.
Claro está que éste, no podría ser nuestro argumento en un juicio que alcanzaría dimensiones internacionales, no podríamos defendernos de esa manera porque, con esos argumentos, pondríamos en entredicho los beneficios de la Democracia, y antes de que eso suceda, antes de ponerla en duda, yo, y supongo que la mayoría de los votantes honestos del PP, permitiría que con mi piel metafórica, cosida al resto de las pieles metafóricas de los auto-responsabilizados votantes, se tejiera un inmenso velo que cubriera toda la vergüenza que siento, que sentimos por la escabechina de los zorros antes de dudar, menoscabar, el funcionamiento de nuestra Democracia. ¿Verdad?