FINALES DE LIBROS: POR AUTORES
Autores cuyo apellido o pseudónimo comienza por las letras: L,M,N
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Laforet, Carmen Nada
Los días que siguieron estuvieron sumidos en la mayor oscuridad porque, inmediatamente, alguien cerró todos los balcones, casi clavándolos. Casi impidiendo que llegase un soplo de la brisa de fuera. Un espeso y maloliente calor lo envolvió todo, y yo empecé a perder el sentido del tiempo. Horas o días resultaban lo mismo. Días o noches parecían iguales... (Pulsar en imagen)
Lee, Harper Matar un ruiseñor
Del Capítulo 28... –¿Quieres que te lo quite, Scout? –me preguntó. –No, lo llevaré puesto –respondí. Debajo del traje podía esconder mejor mi mortificación. –¿Queréis que os lleve a casa? –preguntó uno. –No, señor, gracias –oí que contestaba Jem–. Es un corto paseo nada más. –Cuidado con los aparecidos –dijo la voz–. O mejor quizá, dí a los aparecidos que tengan cuidado con Scout... (Pulsar en imagen)
Lodge, David El arte de la ficción
50 - El Final. «Las conclusiones son el punto débil de la mayoría de los autores», observó George Eliot, «pero parte del problema está en la naturaleza misma de la conclusión, que puede ser todo lo más una negación». Para los novelistas victorianos el final resultaba particularmente problemático, porque lectores y editores les presionaban... (Pulsar en imagen)
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London, Jack La llamada de lo salvaje
... Al anochecer el viejo macho estaba en pie, con la testa baja, observando a sus compañeros (las hembras que había conocido, las crías que había engendrado, los machos que había dominado), que se perdían a paso ligero por entre la últimas luces. No podía seguirlos porque ante él brincaba aquel despiadado terror con colmillos que no lo dejaba escapar.... (Pulsar en imagen)
Maalouf, Amin León el Africano
... Al contemplar desde la muralla del castillo las espesas columnas de humo que se elevaban en la ciudad, cada vez en mayor número, no podía quitarme de la memoria la imagen del papa León que, en nuestra primera entrevista, me había predicho este desastre. ¡Roma acaba de renacer pero ya la acecha la muerte! Allí estaba la muerte, ante mis ojos, propagándose por el cuerpo de la Ciudad Eterna... (Pulsar en imagen)
Mann, Thomas La montaña mágica
El trueno. Durante siete años, vivió entre la gente de aquí arriba. No es una cifra redonda para los adeptos del sistema decimal, sino una cifra manejable a su manera, una extensión mística y pintoresca del tiempo, más satisfactoria para el alma que, por ejemplo, una simple media docena. Había comido en cada una de las siete mesas del comedor, aproximadamente un año.... (Pulsar en imagen)
Mann, Thomas La muerte en Venecia
…Soplaba viento cálido, de tormenta. Llovía rara vez y en escasa cantidad, pero el aire era húmedo, pesado y lleno de olores putrefactos. El viento silbaba, azotaba, rugía. Aschenbach, febril, bajo su pintura, llegaba a creer que andaban por el espacio espíritus maléficos del viento, aves de mal agüero que venían del mar, que revolvían en su comida y la llenaban de excrementos... (Pulsar en imagen)
Marsh, Henry Ante todo no hagas daño
Anestesia dolorosa. f. Med. Dolor espontáneo e intenso en un área anestesiada. Durante el verano en el que me caí por la escalera y me rompí la pierna hubo una ola de calor, que llegó a su fin con una breve tormenta a primera hora de una mañana. Yo estaba en la cama, escuchando alegremente el retumbar de los truenos en la ciudad aún silenciosa. Me habían quitado el yeso... (Pulsar en imagen)
Martín Santos, Luis Tiempo de silencio
…¿Pero yo, por qué no estoy más desesperado? ¿Por qué me estoy dejando capar? El hombre fálico de la gorra roja terminada en punta de cilindro rojo, con su fecundidad inagotable para la producción de movimientos rectilíneos, ahí se está paseando orgulloso de su gran prepucio rojocefálico, con su pito en la mano... (Pulsar en imagen)
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Mendoza, Eduardo La ciudad de los prodigios
… Bueno, quizá tuve más de uno, pero ahora todos los demás han desaparecido ya. Bah, agregó cambiando de tono, no nos pongamos tristes, venga, vámonos de aquí, que esto ya está visto. Desplazó una de las palancas hasta donde el mango daba de sí y la máquina salió disparada hacia arriba y hacia atrás. Ahora veían a sus pies la ciudad entera, la sierra de Collcerola... (Pulsar en imagen)
Miller, Henry Trópico de Cáncer
… ¡Pobre Fillmore! No era cosa de risa. Ella lo tenía aterrorizado. Si amenazaba con escapar, ella replicaba con la amenaza de matarlo. Y por el tono con que lo decía parecía que iba en serio. «Si te vas a América», decía, «¡te seguiré! No podrás dejarme de lado. Una chica francesa siempre sabe cómo vengarse. Y un instante después ya lo estaba engatusando para que... (Pulsar en imagen)
Mishima, Yukio El color prohibido
32-Shunsuké Hinoki visto por sí mismo. Hay escritores para quienes el hastío tan sólo consiste en alardear de hastío, con lo que podríamos llamar el don del hastío o el hastío del don. Shunsuké Hinoki no pertenecía a esa clase. La vanidad le había salvado de semejante trampa. Dicho esto, dado que alardear de hastío no deja de ser una vanidad paradójica, lo que nos salva es... (Pulsar en imagen)
Nabokov, Vladimir Lolita
...Lo que sigue es un poco más vulgar e insulso. Bajé lentamente ladera abajo y después me encontré marchando con el mismo ritmo perezoso en dirección opuesta a Parkington. Había dejado el impermeable en el boudoiry a mi amiguita en el cuarto de baño. No, no era una casa donde me habría gustado vivir. Me pregunté... (Pulsar en imagen)
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