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Fragmentos de libros. EL JUEGO FAVORITO de Leonard Cohen  Comienzo II:

Acceso/Volver al COMIENZO I de este libro: HaciaArriba
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2

    La todavía joven madre de Breavman cazaba arrugas con las manos y un espejo de aumento.

    Cuando encontraba una, consultaba una batería de aceites y cremas alineados en una bandeja vidriada y suspiraba. Sin fe, la arruga era ungida.

    «Esta no es mi cara, no es mi auténtica cara.»

    «¿Dónde está tu autentica cara, madre?»

    «Mírame. ¿Es esto lo que parezco?»

    «¿Dónde está, dónde está tu autentica cara?»

    «No lo sé, en Rusia, cuando yo era niña.»

    Mapa Rusia1 

    Breavman sacaba de la estantería el enorme atlas y se caía con él. Criba las páginas como un buscador de oro hasta que la encontraba, Rusia, pálida e vasta. Inclinado sobre las distancias hasta que se le nublaba la vista, y los lagos, los ríos y los nombres se converían en una cara increíble, borrosa y bella y perdida fácilmente.

    La criada tenía que llevarlo a rastras para ir a cenar. Un rostro de mujer flotaba sobre la vajilla de plata y la comida.

  _  

3

    Su padre se pasaba la vida en cama o en una campana de oxígeno del hospital. Cuando se levantaba paseaba, mentía.

    Cogió el bastón que no tenía filete de plata y llevo a su hijo a Mount Royal. Allí había un antiguo cráter. Dos cañones de hierro y piedra descansaban el el hueco, dulcemente recubierto de césped, que un día había sido un abismo de lava hirviente. Breavman quería demorarse allí en la violencia.

    «Volveremos cuando me sienta mejor.»

    Una mentira.

    Breavman aprendía a acariciar la cara de los caballos atados al dalo de la casa de campo, a darles terrones de azúcar en la palma de la mano extendida.

    «Un día montaremos a caballo.»

    «Pero si apenas puedes respirar.»

    Su padre sufrió un colapso aquella tarde ante el mapa con banderas sobre el que planeaba las batallas, manoteando torpemente en busca de las cápsulas de inhalación.

  _  

4

    Es una película atestada de cuerpos familiares.

    Su padre dirige la cámara a sus tíos, altos y serios, flores en las solapas, que se acercan demasiado y entran en la borronedad.

    Sus esposa parecen estiradas y tristes. Su madre retrocede, animando a sus tías a salir en la película. Al fondo de la pantalla, su sonrisa y sus hombros se aflojan lánguidamente. Cree estar fuera de campo.

    Breavman detiene la película para estudiar a su madre y el rostro es comido por una gran mancha de bordes anaranjados a medida que la película se quema.

    Su abuela está sentada en la sombra de la galería de piedra, sus tías aparecen ante ella con los niños. Un juego de té de plata resplandece vivamente en tecnicolor primitivo.

    Su abuelo pasa revista a una formación de niños, pero queda inmovilizado en mitad de un gesto de aprobación y es destrozado por una llama de color naranja.

    Breavman está mutilando la película con sus exigencias históricas.

   Breavman y sus primos se enzarzan en pequeñas batallas caballerescas. Las niñas hacen reverencias. Se invita a los niños a saltar de uno en uno el sendero de baldosines.

    Un jardinero, tímido y agradecido, es conducido a la zona de sol para ser inmortalizado con sus superiores.

    Un batallón de esposas se apretuja de frente, diezmadas por el borde de la pantalla. Su madre es una de las primeras en desaparecer.

    De pronto, la película es zapatos y césped borroso, su padre se tambalea bajo otro ataque.

    «¡Por favor…!»

    Los rollos de celuloide arden bajo los pies de Breavman.

    Comienza a bailar hasta que la tata y la doncella lo salvan, y su madre lo castiga.

    Proyecta la película noche y día. Ten cuidado maldito, ten cuidado.

  _  

5

    Communaute juive celebreCelebración de la Comunidad judía de Montreal en la primavera de 2018   (www.lapresse.ca)

   Los Breavman crearon y presidieron casi todas de las instituciones que hicieron de la comunidad judía de Montreal, la más poderosa de hoy.

   El chiste que circulaba era: Los judíos son la conciencia del mundo y los Breavman, la conciencia de los judíos. «Y yo soy la conciencia de los Breavman», añadía Lawrence Breavman. «En realidad somos los únicos judíos que quedan, es decir, supercristianos, ciudadanos de primera con los colmillos limados. »

    Hoy día el sentimiento general, si alguien se molesta en expresarlo, es que los Breavman están en decadencia. «Si no tenéis cuidado, vuestros hijos hablarán con acento», advierte Lawrence Breavman a sus primos ejecutivos.

    Diez años antes, Breavman había compilado el Código de Breavman:

    Somos caballeros victorianos de credo hebreo.

    No podemos afirmarlo terminantemente, pero es casi seguro que los demás judíos con dinero lo consiguieron en el mercado negro.

    No deseamos ingresar en clubs de cristianos ni debilitar nuestra sangre con matrimonios mixtos. Queremos ser considerados como iguales, unidos por la clase, la educación y el poder, diferenciados por los rituales domésticos.

    Nos negamos a pasar la frontera de de circuncisión

    Fuimos civilizados primero y bebemos menos, atajo asqueroso de borrachos sanguinarios.

  _  

6

     SqueletteRat2Una rata está más viva que una tortuga.

     La tortuga es lenta, fría, mecánica, casi un juguete, un caparazón con patas. Su muerte no cuenta. En cambio, la rata es veloz y caliente en su envoltura de piel.

     Krantz guardó la suya en una radio vacía. Breavman guardó la suya en una lata de miel. Krantz se fue de vacaciones y encargó a Breavman que le cuidara la suya. Breavman las puso juntas.

     Alimentar ratas da trabajo. Hay que bajar al sótano. Las olvidó durante un tiempo. Por último, ni quiso pensar en la lata de miel y evitaba las escaleras del sótano.

     Por fin bajó y notó un terrible hedor procedente de la lata. Hubiera preferido que estuviera todavía llena de miel. Miró dentro y una rata se había comido casi todo el estómago de la otra. Le tenía sin cuidado cuál era la suya. La rata viva saltó hacia él y entonces se dio cuenta de que estaba loca.

     Manteniendo la lata lejos por el hedor, la llenó de agua. La rata muerta flotaba en la superficie con el agujero entre las costillas y las patas traseras a la vista. La viva arañaba las paredes.

     Le llamaron para comer. El primer plato era tuétano. Su padre lo sacaba a golpecitos del hueco. Aquello procedía del interior de un animal.

     Cuando volvió a bajar, las dos flotaban. Vació la lata en el camino de acceso a su casa y lo tpaó con nieve. Vomitó y tapó todo aquello con nieve.

     Krantz estaba loco. Quería celebrar por lo menos un funeral, pero no pudieron encontrar los cuerpos porque había caído una gran nevada.

  _  

    Cuando llegó la primavera la emprendieron con los montículos de nieve sucia del camino. Nada. Krantz dijo que considerando el estado de la cuestión, Breavman le debía dinero para otra rata blanca. Le había prestado la suya y no le había devuelto nada, ni siquiera un esqueleto. Breavman dijo que un hospital no paga nada cuando alguien se muere allí. Krantz dijo que cuando se presta una cosa a alguien y esa persona la pierde, tiene que pagarla. Breavman dijo que cuando se está vivo no se es una cosa y que, además, le hizo un favor cuidándosela. Krantz dijo que matar a una rata era un curioso favor, y se enzarzaron en una lucha sobre la grava mojada. Después se fueron a la ciudad y compraron dos ratas nuevas.

     La de Breavman escapó y vivía en un cuartucho debajo de la escalera. Veía sus ojos con una linterna. Durante varias mañanas estuvo poniendo delate de la puerta trigo inflado que la rata roía, pero pronto dejó de preocuparse.

     Cuando llegó el verano y empezaron a sacar de allí las persianas y las ventanas de rejilla, uno de los hombres descubrió un pequeño esqueleto. Tenía pegado parches de pelo. Lo echó al cubo de la basura.

     Cuando el hombre se fue, Breavman cogía el esqueleto y corrió a casa de Krantz. Le dijo que era el esqueleto de la primera rata y que Krantz podía hacerle el funeral si deseaba. Krant le contestó que no quería un asqueroso esqueleto viejo, que ya tenía una rata viva. Breavman dijo que estupendo, pero que tenía que admitir que estaban en paz. Krantz lo admitió.

     ElJuFavor Lib1Breavman en terró el esqueleto bajo los pensamientos. Su padre so ponía uno en el ojal todas las mañanas, Breavman demostró un renovado interés en  aspirar su aroma.

  _  

7

     Vuelve, severa Bertha, vuelve y arrástrame al árbol de tormento. Apártame de los dormitorios de las mujeres fáciles. Cóbrate la deuda. La chica con la que estuve anoche engaña al hombre que le paga el alquiler.

     Así es como Breavman invocaba el espíritu de Bertha muchas mañanas de sus veinte años.

     Sus huesos vuelven a ser entonces como palillos. Su nariz retrocede desde la impresionante prominencia semítica a la oscuridad gentil de su niñez. El vello del cuerpo lo va perdiendo al tiempo que los años, como un oasis esquilmado por una maldición. Es bastante liviano para subirse en manillares y ramas de manzanos. Los japoneses y los alemanes no tienen razón…

      ...

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