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Fragmentos de libros. EL HUECO QUE DEJA EL DIABLO de Alexander Kluge  Fragmentos II:

Acceso/Volver a los FRAGMENTOS I de este libro: AngelCaido75
Continúa...     (Se muestra alguna información de las imágenes al sobreponer el ratón sobre ellas)

... Transcurrió mucho tiempo sin que el Tribunal de Guerra de los Estados Unidos dictase sentencia. El abogado defensor de Cole, un teniente que había estudiado Derecho tres semestres en Stanford, insistió en que el pelotón de fusilamiento había decido deliberadamente esa propiedad a los ejecutados, pero éstos no habían aceptado el obsequio, bien porque ya estaban muertos antes de que el proyectil ocupara el lugar definitivo en su cuerpo, bien porque, en términos generales, y sobre la base de la experiencia, puede deducirse que nadie se deja fusilar por voluntad propia.

Se sabía que ese estudiante de Derecho tenía, gracias a su familia, contactos en el Pentágono y el senado. Y el tribunal no quiso añadir una segunda sentencia draconiana a la sentencia arbitraria que había precedido al ajusticiamiento de los presuntos “espías”. Si, añadió el saqueador Cole después de lo oído en el juicio oral; se había quedado con los proyectiles solo para cimentar su protesta contra tan injustos fusilamientos. Por decirlo de alguna manera, se los había quedado como prueba. Entretando, la división de Cole había avanzado aún más hacia el interior de Alemania, en dirección a Magdeburgo. Corría prisa; el autor fue absuelto. Tras aprovisionarlo de víveres, lo hicieron subir a un jeep que debía llevarlo a un lugar de descanso en la Bretaña.(1- Para los jueces militares, la manera de proceder de Cole, que había extirpado las balas con la navaja, era desagradable. Desde el punto de vista de la disciplina militar, que atribuye importancia a las formas, parecía imponerse un castigo. Por otra parte, ¿de qué se trató? No fue saqueo. Tampoco robo.)

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LOS ANIMALES DEL ZOO DURANTE UN BOMBARDEO

En el devastado territorio del circo Hagenbeck se presentaron, a primera hora del día siguiente al ataque nocturno, dos jefes del cuerpo profesional de bomberos. Agotados por la falta de sueño, pero lo suficientemente ansioso para poner manos a la obra, a esa hora los bomberos volvían a ocupar la ciudad, a ejercer otra vez el control que habían perdido. Todo depende del sistema de notificación; de ahí los equipos de dos hombres enviados a las principales instituciones de la ciudad.

Todos los animales estaban tranquilos. Nada parecía empujarlos a escapar. Los elefantes se apiñaban junto a las dos matriarcas. Las águilas y las aves de pajarera habían permanecido largas horas en sus destrozadas jaulas aunque ninguna tela metálica les impedía dispersarse por el parque. Cadáveres de animales, cráteres. Los supervivientes no estaban nerviosos, aunque eran conscientes de la muerte de sus compañeros; se notaba por la distancia que mantenían de los cadáveres. Para las autoridades del cuerpo de bomberos no había nada que aclarar. Tampoco había sido el fuego, sino la mera fuerza explosiva, lo que había destrozado el equilibrio del zoo. Los animales que parecían sentir el ataque como algo ajeno a ellos, volvían ya a la rutina de todos los días.

¿Son tan olvidadizos los animales, que «olvidan» el susto en pocos minutos, o en horas, que de pronto sienten pánico y un momento después se serenan? Los jefes del cuerpo de bomberos parecían impresionados, no por las consecuencias del ataque, sino por el silencio que envolvía lo que quedaba del zoo, simulando una especie de PACIENCIA DE LA NATURALEZA en la que eran incapaces de cree.

¿Qué se podía decir de todo eso en el informe? No era momento para consideraciones teóricas. Los dos comandantes, al regresar al cuartel general improvisado en los límites de la ciudad, se pusieron a disposición para nuevas misiones de reconocimiento. (1- El cuartel general del cuerpo profesional de bomberos de Hamburgo también había sido presa de las llamas. En la calle que llevaba al cuartel podían verse, carbonizados entre los escombros, los coches de bomberos que habían intentando salvar la central. Sorprendidos por la tormenta de fuego, ardieron y quedaron enterrados bajo las fachadas que se desplomaron).

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Imágenes actuales: Zoo de Gaza en donde a los daños de las bombas se une el abandono de los animales

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De II  El amor como lengua extranjera.

El valor de una filosofía se aprecia mejor cuando entra en juego el amor. En ninguna parte puede el espíritu gritar con tanta fueria como en los asuntos del corazón.

LA LEY DEL AMOR

                             No puede existir ley universal alguna que designe la casualidad como juez

… La condesa intimó con un hombre mayor, vecino de la finca, al que aprendió a querer, pues es cierto que se puede fundar una escuela dentro de uno mismo y desarrollar allí, como un alfabeto, los elementos de la dedicación a otro, y más si éste apoya el proceso. La viuda y el hombre con el que había trabado amistad se casaron. La condesa, que le dio dos hijos, se consideraba una mujer feliz. Más de cinco de estas vueltas del destino son imposibles de acomodar en una sola vida. Presuponen reordenación de los sentidos y adaptación de carácter. También hay que borrar recuerdos. No ocurre sin crueldad.

Siete años más tarde regresó Schlüters, al que se creía muerto, y se instaló en la finca de su propiedad, las misma en la que había vivido con Sidonie. Visitó al matrimonio vecino. Ahora ella era la condesa Danckerr. Hablaron de un destino que solo puede entenderse como común. Y Sidonie, con el consentimiento de su segundo marido, alternó a éste con el primero, es decir, con aquel amor que, nula ya la declaración de muerte, seguía en posesión de sus derechos conyugales. Los recuerdos volvieron a aflorar. Mantener el equilibrio no fue tarea fácil, ella se educó mucho interiormente. ¿Qué pensaron los hombres de esta situación?...

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CIRCUNSTANCIAS DICHOSAS, A PRÉSTAMO.

Esa misma noche, como embriagado por la altura del hotel montaña, a dos mil metros, de su alegre alma brotaba tanta magia, que consiguió hacer cambiar de opinión a un matrimonio que se había retirado a la soledad de ese hotel de montaña para organizar su separación. Volvieron a creer en la vida en común, a préstamo. Aún incrédulos, ya no comprendían por qué habían estado haciendo esos cálculos económicos, discutiendo por sus deseos, cuando se tenían el uno al otro, dos valiosos seres humanos. Tocados por el buen corazón del recién llegado, al que la presión atmosférica de las alturas calentaba la sangre y que, por decirlo de alguna manera, disfrutaba de su excedente, decidieron no esperar más. Sentados aún a la mesita de fumar, se abrazaron mentalmente y se reconocieron como lo que eran, dos personas que llevaban mucho tiempo soportándose y que no habían sido conscientes del tesoro que tenían al alcance de la mano.

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PAISAJES CON MONTES INTRANSITABLES

El alto valle estuvo un rato envuelto por una nube. Los dos se pasaron toda una tarde mirando por las grandes ventanas panorámicas que, como lados de un triángulo equilátero, deban a un lado lechoso. Tras ocho horas de conversación se habían propuesto aclarar su relación, pensaban mucho en PASAR EL TIEMPO, en asuntos prácticos como la comida, hacer una excursión, algo sencillo.

- ¿Pedimos café?

- Por favor –respondió ella.

Le está agradecida. Hay que volver a lo simple, dijo él. Si fueran, por ejemplo, organismos unicelulares, y ostras, sabrían que hacer al ritmo del flujo o reflujo, es decir, se abrirían con la marea alta para recibir sustancias flotantes y se cerrarían con la marea baja, para no secarse. Pero ella no es una ostra, y él no es el mar.

-He leído –dice ella-, que las ostras transportadas hasta Chicago desde la Costa Este de los Estados Unidos, siguen, en ese lugar continental, abriéndose y cerrándose cien días más según un reloj interno que se corresponde con las horas de la pleamar y la bajamar del Atlántico.

-¿Y después se las comen?

-Se convierten en objeto de investigación. Transcurrido ese tiempo se comportan de otra manera. Cuando se hicieron mediciones para ver a qué ritmo «respiraban» a partir de ese momento, se vio que ese ritmo era el mismo en el que, en Chicago, tendrían lugar el flujo y el reflujo si en esta ciudad hubiese algo que pudiera llamarse así.

- ¿Y no se sabe cómo lo hacen?

- En absoluto.

- ¿Tiene algo que ver con la luna?

- No lo creo.

- ¿Y son totalmente exactas?

- Totalmente.

OstraPerla 

¿QUÉ SENTIDO TIENE EL BRILLO DE LAS PERLAS?

Hasta el final de la Edad Media se creyó (enlazando con Aristóteles) que las perlas las producía la luz rosa del alba que las ostras beben de la superficie del mar. En efecto, al amanecer las ostras dejan sus habitáculos del fondo marino. Da la impresión de que intentan orientarse.

Hoy sabemos que la madreperla la forman minúsculas laminillas cristalinas de carbonato cálcico en capas de aproximadamente una centésima de milímetro de espesor. La luz que reflejan tiene más o menos la misma longitud de onda, y así se producen las interferencias que dan a las perlas su aspecto irisado.

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- ¿Y cree que entretando estos astutos animales, han desarrollado un efecto adicional para que las perlas, al cuello de bellas mujeres o en el turbante de un noble indio, siempre traigan mala suerte, hasta el punto de que el comercio se estanca? ¿Piensa que así ha intentado salvarse la especie?

- Cuando el auténtico peligro es el lodo de los petroleros.

- ¿Ha visto una ostra alguna vez un petrolero?

- Tienen sentidos muy inteligentes, mágicos posiblemente, pero no ojos.

- Ojos no, pero sí lágrimas.

- Las perlas, precisamente, Dice Aristóteles que las ostras sienten dolor cuando nacen las perlas. Serían la señal de una herida.

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UN EPISODIO DE LA ÉPOCA DE LA ILUSTRACIÓN

En Junio de 1752, el barón Harkey, dueño de un vasto latifundio en los alrededores de Boston, casó con Lady Diana Milford. Diana era una mujer tan fría que al barón le resultó imposible acercarse a ella en ningún sentido. La causa de semejante frialdad habría que buscarla en la educación había recibido.

No obstante, puesto que en su familia política bostoniano no se conocía el alcohol, durante una cacería el barón consiguió emborrachar a Diana en uno de sus pabellones de caza, atacarla en ese estado con algunos compañeros de la partida y reducir a la mujer que, aunque desesperada, no luchó con la fuerza habitual en ella. Cuando por fin soltó los cojines que había mordido al vez que sus gritos y forcejeos no servían para nada. Diana se vie frente a Lord P., uno de los jóvenes cazadores, al que más tarde, cuando intentó salvarla, identificó como el padre de la criatura.

Con su marido se comportaba como si no hubiera ocurrido nada. Sin embargo, se ocupó de que en la cena el barón y sus amigos comieran la carne de sus perros preferidos, que ella misma había matado y mandado preparar diciendo que era venado. Intentó conseguir el divorcio en el Tribunal Supremo de Ottawa, un esfuerzo totalmente inútil pues, desde el punto de vista jurídico-técnico, él, en cuanto violador, no había cometido adulterio en el sentido estricto de la palabra; antes bien, fue ella la que cometió adulterio, «en sentido literal» con los cazadores, de ahí que sobre ella pendiera la amenaza de una sentencia que, no obstante, el tribunal se abstuvo de dictar considerando el alto rango social de la familia Milford.

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Diana, al no ver ninguna posibilidad de librarse de su marido, lo mató de un disparo, durante una partida, ante los ojos de los demás cazadores. Cabalgando a poca distancia de Barkey, había disparado con una pesada escopeta y, tras verlo tambalearse y caer hacia un lado del caballo, le había asestado en el cráneo varios golpes de culata pasando una y otra vez al galope junto a la bestia espantada y sin jinete. Los amigos del marido le quitaron el arma y la llevaron, junto con el muerto, a la casa señorial. Se guardó absoluto silencio. Durante unas semanas se creyó que el barón había muerto en un accidente de caza, pero algunas personas que no pertenecían a su clase social denunciaron los hechos.

Diana, baronesa Harkey, se defendió ante el tribunal –la nobleza colonial no podía, a diferencia de la nobleza autóctona, apelar a la Cámara de los Lores- con mucha prudencia y asistida por el general de división Vickers, que creía de veras en su inocencia. Sin embargo, los dos cayeron en una trampa que les tendió el presidente del tribunal, un barón y que quería demostrar a toda costa su sagacidad. Dieron su conformidad a la exposición de las pruebas propuesta por el tribunal, supuestamente con la intención de exculpar a la infeliz mujer, una ocasión que el jurado aprovechó para declarar culpable a la acusas y condenarla a morir en la horca.

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La acusada aceptó la sentencia con firmeza y haciendo gala de su legendaria frialdad, ya que la prefería a la obligación de vivir con su difunto marido. No podía soportar a las personas que no sabían lo que querían y que primero cometen crímenes y luego se quejan de cómo se lo juzgan. Esa flaqueza de le voluntad apenas supone un obstáculo para sus enemigos. Sin embargo, cambió de opinión cuando, en la cárcel, supo que estaba embarazada. Enseguida estuvo segura de que era una criatura la que le provocaba esas molestias hasta entonces desconocidas. A través del general retirado Vickers, su defensor, que gozaba de cierta influencia política, envió una instancia al gobernado y se dirió personalmente al presidente de l tribunal, el Lord Chief Justice, y al tribunal que la había condenado, solicitando que se aplazara la ejecución hasta que naciera su hijo. Consiguió que le enviaran un médico para que la examinase, pues había un precedente que prohibía matar a una mujer estando ésta embarazada. El médico, que no sabía nada de la violación en el pabellón de caza del barón, sino que se apoyaba únicamente en lo que constaba en acta –a saber, que el asesinado Barkey no había podido consumar el matrimonio por culpa de la frialdad de su mujer-, tras barajar algunas posibilidades llegó a la conclusión de que ahí no había embarazo. Puesto que, en efecto, se basaba en hechos, para ello le bastó una conversación con la rea. Le parecía un disparate que aquella mujer, educada supuestamente en la más absoluta rigidez, esperase que él la palpase. Dejó a la baronesa con la expectativa de que aún quedaba pendiente la revisión propiamente dicha, y tampoco al defensor le reveló el diagnóstico, limitándose sencillamente a enviar su dictamen facultativo al fiscal general, por lo cual al principio la condenada creyó que su criatura no corría peligro –empujaba hacia la luz con fuerza, llamaba a la puerta- hasta que el fiscal general comunicó a Diana la fecha de la ejecución. A las autoridades les interesaba llevarla a cabo cuanto antes, pues sectores de la población se interesaban vivamente por el caso y consideraban que la sentencia era uno de los actos de justicia menos satisfactorio. Por otra parte, también entre la nobleza había quien se oponía a aquel «veredicto totalmente irracional». Alrededor de setenta destacados lores dirigieron un escrito al gobernador para que anulara la sentencia, visto que se había dictado contra un miembro de la aristocracia. Ahora el gobernador no tenia la posibilidad de darles largas al caso hasta que llegara, quizá, el indulto de la reina, antes bien, como representante de la burguesía que presionaba no sin violencia para se cumpliese su voluntad, la voluntad de la mayoría, también a él le interesaba una rápida ejecución de la pena de muerte.

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La condenada se defendió con uñas y dientes, si bien limitada por las pocas posibilidades de que disponía desde su celda. Reforzaron la guardia, lo cual hizo imposible considerar siquiera un intento de liberarla, una idea que durante un breve tiempo concibieron algunos jóvenes nobles. El general retirado Vickers devolvió sus condecoraciones al gobernador y presentó nuevas instancias, pero, al ver que todo era en balde, decidió viajar a Inglaterra para interesar a la reina por el caso. Como su barco encalló en un bando de niebla frente a las costas de Irlanda, llegó demasiado tarde.

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Presionado por la rea, que amenazaba con hacer públicos ciertos detalles de la vida íntima del barón, el gobernador ordenó una nueva y definitiva vista para decidir sobre la ejecución. La baronesa, que ya no tenía abogado defensor, no consiguió que se repitiera el examen médico. Solo tuvo ocasión de presentar una alegación, apoyándose en la violación cometida por su marido y los compañeros de caza de éste, cuyos nombres, no obstante, se negó a dar. Describió los cambios que había observado en su cuerpo, pensando que si era capaz de hacerlo con exactitud, nadie creería que eran un mero producto de su imaginación. Pero fue precisamente esa exactitud la que dio lugar a sospechas de hipocondría. Puesto que, además, el juez no entendía nada de aquellos síntomas, y visto que ya se contaba con un dictamen médico, se consideró que no eran sino síntomas de alguna enfermedad, siempre y cuando fueran reales. Y la enfermedad no era un obstáculo para la ejecución. El presidente del tribunal, el Chief Justice Dorsen, dejó bien claro que, tal como estaban las cosas, la ejecución, si no tenía lugar cuanto antes, podía no tener lugar jamás. Resumió desde un punto de vista imparcial los motivos a favor de salvar la vida de la condenada: el carácter dudoso de la justicia humana, cierta fatalidad en la vida de la condenada siempre y cuando lo que decía fuese cierto; pero concluyó que debía ser ejecutada «para que el peso de su caso no cayera sobre la provincia».

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Horrorizada, la condenada intentó detener aquella maquinaria que le quitaba la criatura. Se dirigió a la nobleza, a sus amigos, al joven Lord P., a loa reina; envió mensajeros tras el general Vickers con el encargo de instarle a que se diera prisa. Éstos llegaron a Plymouth antes que el general. Y por fin el caso de la baronesa llegó a oídos de la reina. Con todo, el proceso de decisión fue demasiado lento para frenar la ejecución. Sacaron a Diana de la celda y la ahorcaron, aunque se defendió con todas sus fuerzas, y gritando y repartiendo golpes con un fuerza tal que fue necesario más de un verdugo para reducirla.

La nobleza exigió y consiguió que se examinara el cadáver, se comprobó que Diana estaba embarazada de cuatro meses. El general Vickers regresó de Inglaterra con el indulto de la reina. Retó a duelo al desalmado gobernador, y también al fiscal general a los que calificó de asesinos en un periódico que controlaba. Ninguno de los dos aceptó el desafío. El proceso contra los órganos de gobierno terminó con la destitución del gobernador. La impresión que causó el saber que la ahorcada estaba embarazada tuvo sus consecuencias: a partir de entonces se comprobó minuciosamente la formación acreditada de los médicos de la colonia. Por su parte, el fallo de la justicia agudizó el tono de la Ilustración: la sociedad norteamericana del siglo XVIII prestó, con un rigor que podría tacharse de exagerado, mucha mayor atención a la higiene personal.

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De III  Sarajevo, da igual cómo se llame el lugar.

EL AUTOMATISMO DE LA CRISIS ESTALLA CUANDO, EN UN SISTEMA POLICÉNTRICO, NINGUNA DE LAS PARTES EN CONFLICTO PUEDE SEGUIR CALCULANDO EL COMPORTAMIENTO DE LAS DEMÁS.

 

EL FINAL DE CARTAGO

1.- SACRIFICIOS HUMANOS DE LOS ROMANOS

Tras la derrota de Cannas se purgaron en Roma una serie de crímenes, incluida la impudicia de dos vestales. un celta y una celta, un griego y una griega, fueron enterrdos vivos en una mazmorra abierta en la roca. Ocurrió en 216 a.C.

Ya en 228 se había practicado un sacrificio similar, y en 114-113 se repitió el procedimiento. Siempre eran dos vestales impúdicas, un celta y una celta, un griego y una griega, los que pagaban por una derrota de Roma. Una decisión del Senado, de 97 a. C. prohibió a posteriori los sacrificios de 114-113. Pero ¿cómo iban los cónsules a devolverles la vida a las víctimas? Se hicieron imágenes de éstas, en cera, y se colocaron en el Capitolio, cerca de los dioses.

Una periodista, le preguntó a H.M. Enzensberger, en relación con su artículo sobre el tema publicado en el Frankfurter Allgemeine Zeitung:

- Señor Enzensberger, en su artículo habla usted de la globalización de los sacrificios humanos que hoy irrumpe como terrorismo abstacto en todo el planeta y da lugar a represalias igualmente bárbaras. ¿Cómo hay que interpretar su afirmación?

- En mi artículo lo justifiqué sobradamente.

- Pero los sacrificios humanos se prohibieron por una resolución del Senado de 97 antes de Cristo.

- Como bien sabe, las prohibiciones, en lugar de reducir el número de delitos, los potencian.

- ¿Quién sacrifica a quién en un sacrificio humano globalizado, es decir, en cierta abstracción, si le he entendido bien?

- En primer lugar, los secuestradores a los secuestrados. Después, quienes se vengan de los secuestrados sacrifican a los secuestradores. Los aviones, a los rascacielos. Y las armazones de acero y el cemento pulverizado, a los que viven en el edificio. Y la historia sacrifica a los hombres.

- ¿No es un poco abstracto?

- Abstracto es el cemento.

- ¿Y el contraterrorismo es concreto?

- También es abstracto.

- ¿Qué contrarresta los sacrificios humanos? Una señal de Dios, como la que recibió Abraham, es más bien rara.

- En efecto.

- Los sacrificios humanos globalizados, es decir, la variante moderna de los que una vez practicaron los sacerdotes, requiere cierto orden.,

- Los romanos son un buen ejemplo. Los sacrificios humanos respetaban cierta sistemática. Dos celtas, dos griegos, dos vestales, da igual si, en Cannas, Roma estuvo a punto de desaparecer o si había que purgar dos tragedias relativamente menores de los años 228 o 114-113 antes de Cristo. Los sacrificios humanos son economía planificada. Hasta abolirlos.

- ¿Abolir los sacrificios o la economía planificada?

- En principio, las dos cosas.

- ¿No le parece un poco cínico hablar a la vez de algo tan espantoso como los sacrificios humanos en Roma y la catástrofe de Nueva York, en cierto modo, desde una perspectiva general?

- ¿Piensa usted que porque todavía no tenemos esa perspectiva?

- Eso es precisamente lo que, pese a mi perplejidad, considero cínico.

- ¿Y si la tuviéramos?

- En eso tiene razón. No deberíamos hacer como si no la tuviéramos.

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2.- UN ÚLTIMO PRODUCTO QUE SOBREVIVIÓ A CARTAGO.

La cera púnica I es un producto alcalino hecho de jabón de cera; la cera púnica II es una cera de abeja que contiene un jabón de cera de natrón. La cera púnica I es bastante más dura que la cera de abeja; mezclada con un poco de aceite de oliva, la cera púnica II da una masa blanda muy apropiada para la fabricación de máscaras funerarias. Estas dos ceras son el único producto que sobrevivió a la destrucción de Cartago.

 Destruction of Carthage

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4.- EL FINAL DE CARTAGO

Cuarenta años había desconcertado Cartago a la gran Roma dando muestras de complacencia. El dictado de paz de Escipión el Africano (de 201 a. C,) había regulado definitivamente la situación en el norte de África. Masinisa, rey de los númidas, había practicado –contra Cartago. una política de expansión del poder. La toma de partido de los romanos a favor de estos tempranos aliados quedó de manifiesto en arbitrajes siempre desfavorables para Cartago.

Tras un nuevo estallido de las hostilidades, iniciadas, una vez más, por Masinisa, llegó a África, en 152 a.C., una delegación de enviados de alto rango formada por diez hombres de Roma. Los romanos exigieron a sus adversarios que se sometieran previamente a su arbitraje, y sin condiciones.

Cuando los cartagineses, previendo un arbitrio injusto, rechazaron el edicto, el Senado romano, tras oír la intervención del censor Cantón, miembro prominente de la Comisión de los Diez («Delenda est Carthago»), decidió declarar la tercera guerra púnica. Roma desembarcó en África con ochenta mil soldados de a pie, cuatro mil jinetes y una flota entera.

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A fin de salvar su ciudad, los cartagineses ofrecieron una DEDICIÓN, es decir, eligieron la forma jurídica romana de la «rendición sin condiciones». Tras este sometimiento, y según la concepción romana del Derecho, no era lícito ejercer sin escrúpulos el poder que se les había confiado. El Senado romano aceptó la DEDICIÓN y garantizó a los púnicos libertad y autonomía, así como la integridad del territorio y de la propiedad privada, contra entrega de trescientos rehenes y de todas las armas. Nada se dijo sobre el destino de la ciudad.

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Las reservas de armas de Cartago se trasladaron al campamento romano en un imponente convoy: doscientas mil armaduras, dos mil catapultas. Posteriormente, el general romano les comunicó a los cartagineses que debían evacuar la ciudad: eran libres de establecerse en cualquier lugar del territorio del Estado, que, no obstante, debía estar, como mínimo, a quince kilómetros de la costa. Los cartagineses, pueblo marinero y comerciante, se sintieron ultrajados. Esa orden los separaba de todas sus fuentes de sustento.

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Así fue como pusieron la ciudad a la defensiva. El Cartago púnico quedaba en una lengua de tierra que se internaba hacia el sudoeste, en el golfo de Túnez. El istmo que la comunicaba con tierra firme estaba protegido por una triple muralla y, en el lado norte de la ciudad, por empinados promontorios que caían al mar. El lado marñitimo estaba rodeado por murallas. En el ángulo suroriental se encontraba la ciudad vieja, centro de Cartago, con el mercado y la ciudadela de Birsa, que incluía el santuario principal, el Toser.

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Escipión Emiliano, nieto adoptivo de Escipión el Africano, terminó ocupando el centro de la ciudad. Las mujeres, los ancianos y los niños que, ocultos en sus casas, habían sobrevivido a los días de guerra, perdieron la vida entre las llamas. De la ciudadela llegaron hasta Escipión los fugitivos, a implorarle protección. El general concedió la gracia a cincuenta mil, llevados luego como esclavos. Atrás quedaron el general cartaginés Asdrúbal, su mujer y sus hijos, y también los desertores que apenas sumaban unos mil. Lucharon en el recinto del templo de Eshmún,

Asdrúbal consiguió escabullirse en el último momento, y entregarse a Escipión, a quien pidió clemencia (1.- Asdrúbal era nieto de Masinisa, que se había casado con una princesa púnica. Este hombre hábil había apostado por quién no debía. Escipión acepto la dedición.) Su mujer resistió con los niños hasta el final; murió no sin antes maldecir al marido por cobarde, abrasada por las llamas del templo que los defensores mismos habían incendiado.

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Por orden del Senado se prendió fuego a la ciudad; los escombros fueron «roturados» (2.- A tal fin, las legiones, que, según los romanos  eran colonias de trabajo, transportaron las piedras una a una. No obstante, del espacio edificado, doce capas de ladrillos hacia abajo dieron fe de la solidez de la ciudad, por lo demás inutilizada por el fuego y las piedras caídas de aberturas en las murallas. Las pestilencia de los cadáveres por sí sola impedía toda colonización del lugar. Con todo, la guardia siguió vigilando durante más de cien años, impidiendo en este territorio todo asentamiento, de mejor huerto o un campo, igual que el guarda de Creonte había intentado impedir el entierro de los príncipes tebanos Eteocles y Polinices. Sin embargo, Polibio menciona la cabaña o tienda de un vidente fenicio que tuvo su domicilio entre las ruinas de Cartago hasta la muerte de César.)

Fundar una colonia se castigaba con la muerte.

Las demás ciudades bajo soberanía cartaginesa se incorporaron a una nueva provincia romana que recibió el ambicioso nombre de África.

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¿INSTINTO O DON DE ADIVINACIÓN?

1

                               La esperanza abre el corazón…

                                              PUSHKIN

Por instinto o don de adivinación, el comandante me ha dejado en la base naval de Murmansk. De guardia el fin de semana, el momento más peligroso en lo que respecta a ayuda de emergencia. Si pasa algo, los sábados no hay servicios de emergencia en Rusia. Y las maniobras son siempre peligrosas. En qué consiste un ejercicio si no es en aquello que se encuentra en el límite con lo conocido. Los enemigos nos empujan a este extremo, solo en el límite del rendimiento conocido podríamos sorprenderlos en caso de peligro y, cuando más saben de nosotros más se empuja ese límite hacia el horizonte.

SubmarinoKurskEn fin, que estaba de guardia. Mi deber consistía en establecer las comunicaciones si ocurría algo urgente. Los oficiales desaparecen los sábados a partir de las once de la mañana… A un enemigo, aunque sea el propio destino, es imposible sugerirle una hora mejor para atacar el imperio ruso que un sábado por la tarde.

En el silencio de la base recibo por radio el aviso de que el Kursk reposa en el fondo del mar. Ése fue el momento de mi entrada en acción, lo que había presentido el comandante de la flota. Descifré, telefoneé…

   _  

LOS MIL OJOS

Los tomentosos cambios en los SERVICIOS SECRETOS y el NEGOCIADO DEL TERROR (1- El negociado del terror y los servicios secretos pertenecen al mismo departamento, pero funcionan como dos organizaciones separadas) de la Unión Soviética en los años anteriores a 1937 tuvieron consecuencias, y no precisamente buenas, durante más de 15 años. (En un negociado del terror, una generación abarca más o menos tres años (un décima parte de la brecha generaciones en la vida). El tiempo anterior a esos tres años se dedican a la preparación, a la FIJACIÓN DE OBJETIVOS. Los años siguiente, hasta la baja en el servicio, se consagran a las luchas defensivas contra los sucesores en el cargo. El llamado corredor de los años libres, el tiempo que un funcionario se mantiene en el poder, es una magnitud estadística. Justamente en el servicio de Beria hubo un funcionario de baja categoría (a cargo de una función en la biblioteca) que resistió de 1917 a 1958, pero solo porque nunca abandonó ese puesto subordinado. En la etapa de crisis de 1937 hubo MONSTRUOS DEL PODER que únicamente reinaron siete días).

La evolución del aparato había favorecido menos al tipo de EJECUTOR APLOMADO E INTERIORMENTE ACORAZADO que al ESPÍA SENSIBLE. Este segundo grupo de poseedores de expedientes casi intelectuales, escapó mejor a las persecuciones y limpiezas internas que el tipo de los activistas, que se habían ensuciado de sangre las manos en cualquier fase ya obsoleta del proceso revolucionario o contrarrevolucionario (de freno).

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Poco tiempo después de la muerte de Stalin, al iniciarse las luchas de los diádicos, selladas con la caída de Beria, apartaron también de la central a Seguéi M. Vorolov, uno de esos ESPÍAS SENSIBLES. A Beria lo fusilaron; Molotov pasó a dirigir una lejana central eléctrica. Y Vorolov se puso a trabajar de guardia forestal en una gran zona boscosa al norte de Novgorod. Con la misma meticulosidad de la que había hecho gala en los despachos de la Plaza Roja, recorría ahora, asistido por siete obreros forestales, el extenso paisaje, semejante a una jungla, de la Rusia sagrada. Disparar no podía. El plan no preveía el envío de reservas de madera de esta regió solitaria, no comunicada directamente por carretera con las principales rutas comerciales de Rusia. Y Vorolov vivía allí, solo, armado únicamente con su inteligencia urbana. Por la noche dormía mal; de día no utilizaba su capacidad al cien por cien.

EyesAntAlrededor de las cabañas que formaban la colonia forestal vivía una población de hormigas de veintidós millones de individuos (en realidad, eran ciento cuarenta hormigueros distintos, es decir, muchas poblaciones, algunas de ellas enemigas recíprocas, como la hormiga rapaz de color rojo sangre). Vorolov se sentía observado. No era la hormiga aislada lo que le asustaba, sino más bien la poderosa comunidad. Estos animales tienen dos ojos complejos a ambos lados de la cabeza (ojos reticulados y faceteados), a los que se suman, en la frente, tres ojos en forma de punto. ¿Qué ven esos cinco ojos? ¿Qué ven cinco ojos multiplicados por veintidós millones, sobre todo de noche, si no duermen?

Subestimamos, dice Vorolov, si partimos del reducido número de líneas de visión, la capacidad visual de las hormigas. Además el individuo tiene poca masa cerebral y, en consecuencia, probablemente poca memoria. ¿Qué pasaría, si embargo, si esos puntos tan numerosos se interconectasen entre sí? Surgiría un superojo que me mira de noche, que sigue mis pasos cuando paseo por los senderos de mis jurisdicción, algo que, pese a todo, debo hacer para conservar intactos mis músculos y mi cuepo.

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Vorolov tiene un aparato telefónico de pared, de baquelita, el modelo de moda en 1931, cuyos timbrazos, cuando los bosques no están demasiado húmedos, sobre todo en el invierno, se oyen desde lejos…/… El ojo del insecto posee una elevada capacidad temporal de análisis; el bichito puede distinguir trescientas impresiones por segundo.

Usted ni siquiera puede ver, querido Vorolov, los ojos de los animales que supone que están ahí fuera, le dijo el biólogo Iglovski por teléfono. Y los insectos solo ven a un par de metros de distancia. No puede verlos desde la ventana de su cabaña.

- Sí, si. Sus miradas se suman hasta formar puntos incandescentes Cada grupo de cinco ojos se multiplica por mil.

- Que disparate. Lo que ve es un terreno boscoso. Arbustos.

- ¿Cómo puede formarse ese juicio por teléfono, Iglovski?

- Es su imaginación. La imaginación del habitante de una ciudad. Ve circunstancia urbanas. Pero solo es bosque.

Solo es mi imaginación, se dijo Vorolov para sus adentros. Veo fantasmas. Pero, aunque se lo decía, no lo creía. En los largos anocheceres, a los guardabosques solitarios se les va la cabeza. LA SENSIBILIDAD CARACTERIZA UNA POSIBILIDAD, LA INTELIGENCIA INDICA UN RESULTADO. Ninguna de las dos cosas era útil para explicar el fenómeno que ocurría fuera (1- Vorolov nunca había visto personalmente a los más de mil habitantes de la Unión Soviética a los que espió durante sus años de servicio; solo había leído lo que sobre ellos decían los expediente. Desde esas hojas, los ojos de los observados no podían devolverle la mirada.)

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Sin embargo, según la impresión de Vorolov, precisamente hoy por la mañana, cuando se avecinaban tormentas de leste, como una oleada se propagó fuera de la cabaña una COMPLICIDAD DE MIL OJOS. Los insectos analizaban con los ojos frontales, capaces de ver en color, la dirección del movimiento de la luz solar polarizada. Así, al atardecer verían la altura del sol cuando el astro llevara ya largo rato detrás del horizonte. Y por la mañana intuirían, a causa del modelo de polarización del horizonte, que el sol regresaba de Sibería.

Durante un tiempo Vorolov pensó que lo observaban, y le daba miedo. Ahora sabe que las hormigas no se interesan por él, que se ocupan de los minúsculos cambios de luz y registran sombras rasantes mientras recorren a toda prisa las rutas de marcha de esos bosque que nunca pueden percibir como un todo. Y se siente solo. ¿Había esperado un interlocutor con el que, en cierta manera poder hablar?...

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IV/IV Volver a casa

El regreso de Ulises de la guerra de Troya, es una de las historias claves de la humanidad. Las historias sobre el regreso de las guerras más recientes. ¿No queda nada que contar?

UN EPISODIO DE LA BATALLA DE STALINGRADO

                                 La vuelta a casa no se puede comprar.

                                        PUSHKIN

DerKessel

El escritor ruso Constantin Simonov afirma que, desde el punto de vista técnico, nunca hubo una batalla de Stalingrado. La caída del sexto ejército, es decir, la triste reducción de una totalidad de trescientos mil soldados de la guerra relámpago a una desesperada suma de grupos aislados (pero nunca individuos) se decidió en el momento en que se unificaron, cerca de Kalash, los grupos de ataque del sur y del noroeste del Ejército Rojo, o sea, el cerco verificable en los mapas. Solo faltaba que Hitler diera la orden de resistir para fijar al ejército en ese escenario. Lo que realmente ocurrió del 19 de noviembre de 1942  al 2 de febrero de 19943 son meros detalles: comer salchichas, morir de hambre durante varios días, administrar los restos de las fuerzas y de la munición, llamar por teléfono, reencontrar a los compañeros, yacer heridos, esperar en los dos aeródromos del kessel (Der Kessel («El caldero»), lugar donde fueron sitiadas las tropas alemanas en la batalla de Stalingrado (N.del T.)), quitar nieve a paladas, etcétera. Una gran variedad de detalles, pero nunca un enfrentamiento humano contra enemigos, eso que llamamos batalla.

En esa mezcla de realidad e irrealidad, un oficial de la reserva, director de instituto de enseñanza secundaria en una pequeña ciudad de la Baja Sajonia, querido por su mujer…

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EL VIAJE DE REGRESO DE LOS ARROGANTES

A los oriundos de estrellas lejanas, el océano Pacífico les parece el «el ojo del planeta». La vasta extensión de agua no está aún estudiadas, en sus particularidades, ni siquiera por los meteorólogos. En agosto es pasto de tifones.

En la flota reunida con ocasión de la capitulación de Japón participaron buques escogidos de todas las unidades de la marina estadounidense. Una masa de buques dispersa, tal como lo había exigido la fase final de las hostilidades. Pero hubo que volver a reunir una vez más a la poderosa armada y llevarla de vuelta a casa a través del Pacífico, hacia el este, en tres columnas. Ésa era la idea fija del almirante «Bull» Halsey y sus mandos, que la habían fraguado y fomentado.

Una flota así, amontonada pero, no obstante, dispersa por el océano, era imposible de seguir visualmente en las condiciones de 1945. Sí hubo en alta mar una corriente incesante de contactos por radio, un entusiasmo muy comunicativo.

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Entre los meteorólogos de la marina (algunos miembros de la expedición, otros enviando mensajes desde bases fijas) las opiniones eran encontradas. Algunos advertían; los otros deseaban buen viaje porque solo los bordes de los grandes tifones podían tocar a una flota tan extendida. Sería una casualidad de todos los demonios, dijo el jefe del servicio de meteorología con base en Haway, que los tifones emprendieran una acción conjunta contra los repatriados. El tiempo, dijo, no tiene entendimiento ni tampoco voluntad (1-Los mandos japoneses confiaron hasta el último momento en la intervención de los espíritus que se esconden en el tiempo meteorológico y en los elementos. Al igual que, cientos de años antes se había rechazado la invasión mongol gracias a los dioses ocultos en las tormentas que habían dispersado a la flota del kan, Sin embargo, antes de Okinawa nada parecido ocurrió en el momento oportuno. Entre los tifones y el desembarco de las tropas de los Estados Unidos pasaron unas ocho semanas. Fue inútil bautizar a las élites de ataque, a los suicidas, con el nombre de los esperados dioses)

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En los mando de la flota seguían trabajando auditores del Congreso, encargados de observar, incluso en plena guerra, si los puntos de vista de la economía y el ahorro concordaban. Uno de dicho auditores, el señor Allen Murphy, consideró un peligro innecesario esa concentración de toda la flota, semejante a un desfile de belleza. Por qué ofrecer al destino (a las incertidumbres de tan ancho océano)) tres importantes columnas de buques cuando cada uno de ellos podía llegar por separado al puerto patrio. No hay seguro que cubra a las flotas de guerra, opinaba Murphy. No le hicieron caso.

Lo mismo puede decirse de los meteorólogos pertenecientes a la escuela crítica de la Universidad de California en San Diego. Votaron contra los atlantistas, procedentes de las universidades de la Costa Este y tendentes a subestimar las peligros particularidades del Pacífico. No tardaron en multiplicarse los datos que señalaban un peligro inminente. El almirante Halsey rechazó toda modificación del viaje de regreso tal como él lo había planeado. Sus unidades, formadas por barcos de lo más heterogéneo (portaviones, buques mercantes, buques hospitales, submarinos, dragaminas, transporte de tropas, entre otros), no podían cambiar el rumbo de un momento a otro.

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Y lo que ocurrió fue que tres zonas extremas de bajas presiones, tifones arremolinados, cayeron sobre la flota que regresaba; semejante fuerza de los elementos, pese a cuatro años de guerra, les era desconocida (1- Los tifones habían tocado barcos aislados y unidades menores; los informes se guardaron en expedientes descentralizados. Los propios jefes, siempre en los grandes buques, no padecieron directamente la catástrofe. Se cuenta que, en agosto de 1945, un solo barco hizo caso a los consejos de su meteorólogo. Solo un ánimo arrogante como el de esos militares pudo olvidar que la advertencia podía ser real).

Tres días con sus noches golpearon los espíritus del gran océano la arrogancia de los mandos de la flota. Según Murphy, el contador de barcos, en esas setenta y dos horas la marina de los Estados Unidos padeció más daños que durante todas las batallas libradas contra Japón. Sobre el asunto se corrió un tupido velo.

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HOMBRE SIN CABEZA

En el circo Janbowskij Hijo, en el sur de Polonia, actuó en los años posteriores a 1928 un HOMBRE SIN CABEZA. Llevaba encima de los hombros y la cabeza, un armazón que simulaba el cuello. A la altura del pecho del armazón, cubiertas con gasa, dos estrechas aberturas, correspondientes a los ojos, a través de las cuales el artista observaba al público y los pasos que él mismo daba. En el punto culminante del numero, mientras redoblaban los tambores, arrancaba la tela que cubría el (simulado) cuello y dejaba a la vista un gaznate ensangrentado que el público contemplaba espeluznado.

Este artista, oriundo de la región de Gomel, llevado por los celos que sentía por su joven esposa, una trapecista, maró a cuchilladas al hombre que la acompañaba en el trapecio, su presunto amante. Y a la desdichada mujer, la enterró viva, metida en una caja, en una turbera. Aún lleva la mujer el traje de lentejuelas con el que, en medio de aplausos, había salido de la carpa.

Fue, precisamente, el haber enterrado vivo al ser al que se suponía que el artista más había amado, lo que a los jueces de Lodz les pareció especialmente cruel. El asesinado de su rival, en cambio, habrían podido perdonarlo. Solo quedaba ejecutar la sentencia de muerte: decapitación. La historia circuló por todos los periódicos ilustrados del mundo, que reprodujeron no el verdadero estado del decapitado, sino el cartel publicitario de su número de circo: «el hombre sin cabeza».

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ROBOT SIN CABEZA

Años enteros pasó el doctor Alan Brooks, del Artificial Life Laboratoy del MIT (Massachussets) sin progresar ni un ápice. Los minirrobots con los que experimentaba era un encargo del Pentágono. Su función: retirar obstáculos de la superficie de Marte o de la Luna y escalar paredes a pico. Se movían con una lentitud tal, reflexionaban tanto, y tomándose siempre muchísimo tiempo, sobre los pasos dados previamente, que no eran utilizables en cuerpos celestes desconocidos.

Si se analizaba la escalada o el trabajo de desescombro en segmentos estadísticos, el 70% del tiempo de trabajo era pura «reflexión». De ahí que Brooks decidiese quitar el órgano previsto para esos controles retrospectivos, a sabe, lo que en un robot puede denominarse CABEZA, algo que, en los suyos, no era sino una gaveta colocada en la parte inferior del vehículo. Sin esa «cabeza», los brazos articulados, la motricidad, la relación tactil con el mundo exterior, empezaron a reaccionar directamente. Dudo, dijo Brooks, que un insecto desarrollado, una libélula, por ejemplo, capte o dirija la gran cantidad de informaciones (humedad, altura del sol, superficie del agua, presa, obstáculos, cambios de velocidad) por medio de un órgano central. Si buscamos el mando, lo encontraremos en los comienzos, cuando, hace millones de años, surgió una especie como ésa. Allí, en esa distancia temporal, está la «cabeza». Pero ahora todo son reacciones espontáneas. Por separado, y espontáneamente, los sentidos y los elementos se tocan. Un proyectil anárquico que se deja ver, sobre los estanques, desde hace millones de años.

En cuanto les quité la cabeza, informa Brooks, el robot empezó a moverse a más velocidad. Desarrolló una relación sensorial con los obstáculos. Antes de que termine esta semana estaremos en condiciones de presentar el aparato.

- Dice usted aparato, pero habla de él como si de un ser vivo se tratase.

- Es un se vivo.

- ¿En qué se reconoce un ser vivo?

- En la espontaneidad, en la inmediatez.

- ¿No en el autocontrol?

- Únicamente si es espontáneo.

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EN EL CAMPO DE LA CURIOSIDAD Y DE LO SINGULAR

En el siglo XI, una mujer que quería mucho a su marido dio a luz a un ser vivo formado por dos cuerpos: tenía dos cabezas, dos bocas, cuatro ojos, cuatro tetillas, dos pelvis, cuatro piernas, todo simétricamente dispuesto y, en su conjunto, lleno de vida. Las criaturas estaban unidas por la región iliaca y las costillas. El campesino, en cuyo campo no crecía nada, pasó a ser el dueño de una auténtica singularidad.

Abandonó la casa y tierras, seguido de su mujer, que se ocupaba del dinero, y se dedicó a exhibir de feria en feria a las niñas, mejor dicho, a la criatura doble, que siempre iba cubierta de un velo negro; solo se lo quitaban una vez recaudada una determinada cantidad de monedas. Más tarde, después de volver  a cobrar, la desvestían. La curiosidad de la gente se orientaba hacia los detalles. Una boca hablaba, la otra comía. Una de las niñas afirmaba que había sido Satán el que la hizo así. Los espectadores que pagaban entrada, observaron que también los rasgos del sexo eran dobles. En las funciones nadie hacia bromas.

El duque de Normandía vio a la criatura en la primavera de 1066, en las semanas en que la carrera del monstruo ya tocaba a su fin. El campesino mandó que trajeran al ser, oculto bajo un amplio trozo de tela, y que entonces ya era un ser adulto de teinta y pocos años. Se cuenta que, bajo la tela, el fenómeno apestaba como un bestia. Una vez quitado el velo, vieron que una mitad de la criatura colgaba como carne muerta de la parte aún viva, que habló en voz baja. Que estaba cansada de esa vida, dijo. Es de suponer que el apéndice sin vida la había envenenado. Espanto en la corte. El campesino acercó al monstruo y recaudó sus monedas de oro.

Se pudo ver también que, detrás de los ojos cerrados de cuerpo, ya muerto, que colgaba a la derecha, habían anidado gusanos. El brazo de la muerta se había podrido. Un campo en sentido literal. La MEDIO MUERTA CRIATURA DEL AMOR que la campesinita le había legado al marido era la fuente de su sustento. Solo semanas más tarde yació también bajo tierra lo que quedaba de ese ser.

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EJEMPLO DE FRACASO DE UN PACTO CON EL DIABLO

Un físico de primera fila de Princeton, húngaro de nacimiento, concibió, basándose en un análisis del tiempo meteorológico mundial que en los años ochenta movilizó con fuerza a la opinión pública norteamericana, un plan (algunos de sus colegas, que no tenían tan buenas relaciones con la Casa Blanca y el Pentágono, dijeron que lo hizo para darse importancia) para colorear los hielos del Ártico y de la Antártida. Un alto cargo de un departamento del Pentágono, llamado «el Príncipe de las Tinieblas» (Prince of Darkness) (1- A saber, Richard Perle, que desarrolló para el presidente Reagan la Iniciativa de Defensa Estratégica), se mostró receptivo. Un poder persistente de influir sobre el tiempo era un potencial más que obvio frente a la superpotencia enemiga. Al mismo tiempo, si los militares conseguían controla el tiempo a escala mundial, en caso de que fuese demostrable gracias al proyecto del físico de Princeton, su autoridad aumentaría muy rápido, incluso al margen de la utilidad que pudiese tener ese nuevo poder.

La superficies blancas de los polos refractan la luz solar al frío del espacio. En cambio, si las inmensas capas de hielo y nieve se colorean (cosa que se consigue esparciendo motas de polvo desde el aire) (1- Se comprobó que el método más sencillo consistía en emplear partículas nanoscópicas de un polvo químico que habría teñido el hielo de rojo rubí), el planeta «bebe» energía.

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Este pacto entre un luchador científico y un aparato militar solvente fracasó por un punto débil característico de lo demoníaco. El diablo puede distraerse, o sea, que un demonio no es capaz de seguir simultáneamente más de dos crisis y media en el globo. Así pues, el plan que habría calentado o enfriado la tierra (no se sabe exactamente qué efectos tiene sobre el tiempo el calentamiento unilateral de ambos círculos polares, pues cada acción genera siempre una reacción un otra parte) fracasó por la volubilidad del Tentador, algo que se constata en la mayoría de sus pactos.

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AL «POR QUÉ» SE PUEDE RESPONDER ANTES QUE AL «QUÉ»

                                                                             Lo importante no es predecir el futuro,

                                                                                            sino preparar los ciudadanos para él.

                                                                                                                                         PERICLES

- ¿No se sorprendió usted, en cuanto astrólogo, igual que todos los demás, cuando el 11 de septiembre, tras recibir una llamada de sus clientes, sintonizó la CNN?

- Creí que se había producido un fallo en la central electrónica de la aviación civil de los Estados Unidos. Si habían desviado a todos los aviones, podían caer treinta o cuarenta. Ésa fue mi impresión. Aunque estaba advertido.

- ¿Advertido por usted mismo?

- Por mis investigaciones.

- ¿Y ya en agosto había visto que algo ocurriría?

- Vi el «por qué» no el «qué».

- ¿Estudio en Harvard?

- Ciencia aseguradora.

- ¿Después abrió su consulta de astrólogo?

- Publiqué los Anuarios Astrológicos Americanos.

- ¿Qué ahora aparecen cada semana?

- Es un anuario que se actualiza semanalmente.

- Volvamos a la predicción. Se basa usted en el llamado Horóscopo Boyd.

- El 6 de julio de 1775, el día que los Estados Unidos declararon la guerra a Inglaterra, Helen Boyd confeccionó el horóscopo para Filadelfia a las once de la mañana. Yo descubrí que, en todos los grandes acontecimientos que afectan a los Estados Unidos, siempre se repite una variante de ese horóscopo.

- ¿Solo se aplica a los Estados Unidos?

- Sí, especialmente para este país, mi país. El Horóscopo Boyd contiene información fiable sobre ataques o acciones militares contra los Estados Unidos. Se ve, por ejemplo, cuando una conjunción Marte/Plutón en la Séptima Casa se opone a Saturno en la Primera. La conjunción Marte/Plutón indica básicamente un acontecimiento dramático, un accidente grave.

- ¿Avisó al presidente?

- Le envié un fax.

- ¿Contestó?

EEUU 11S- Por desgracia, no. Enseguida entenderá por qué. La caída de un Airbus en Queens, el 12 de noviembre de 2001, puede calcularse también añadiendo al Horóscopo Boyd una media mensual de 30º más los días transcurridos. Entre el día solar, el 6 de julio y el 12 de noviembre, pasaron cuatro meses y seis días, lo cual da aproximadamente 10º de Sagitario, Así, el IC progresivo llega a 15º de Sagitario. (1.-Siempre calculando desde el Polo Sur. El avión despegó a las 9,14 y se estrelló a las 9,17. De suyo debería haber despegado a las 8,40. En ese momento no habría pasado nada).

- El 11 de septiembre, Marte/Plutón estaba en 14º de Libra (en conjunción con Mercurio) y en un exacto cuadrante con el Sol.

- La oposición a Saturno se produjo cinco días antes (en el momento que Atta salió de Florida).

- ¿Y eso lo previó usted en agosto?

- No lo «vi», lo «calculé». En privado me llamo a mi mismo astrólogo cognitivo. El solar del Horóscopo Boyd para el 7 de septiembre de 1941 (calculado para Washington) indica una conjunción Venus/Quirón/Plutón en MC, y tiene a Marte en nodos lunares descendentes a principios de Aries. En mi libro Marte, Bush y la Casa Blanca descubrí las consecuencias. La constelación reproduce la conmoción en Washington, no el mero hecho.

- ¿Y qué pasó en Hawai en 1941?

- Tuvimos que empezar desde el lugar del suceso y también del Horóscopo de la Independencia. El tiempo solar para dicho horóscopo de los Estados Unidos es 18:26 GMT, para el horóscopo de Boyd, 18,33 GMT, lo cual quiere decir que el ataque japonés tuvo lugar a las 18,19 GMT.

- Pero por el horóscopo podría no haberse sabido nada del ataque? ¿Solo que un conmoción o una tragedia se produciría en la zona del Pacífico?

- ¿No es suficiente para prever un ataque japonés?

- Podría haber sido una erupción volcánica, un terremoto.

- De eso no se hallaron indicios.

- ¿Qué podría haber hecho el presidente de los Estados Unidos con una oportuna interpretación astrológica?

- Todos los buques habrían abandonado el puerto, o el presidente tendría que haber negociado con Japón.

- ¿Y qué ocurrió con el asesinato de Kennedy?

- Solar/Plutón asciende a 10º de Virgo en el cuadrante con Urano de los Estados Unidos. El Marte solar se encuentra en conjunción con Plutón (¡igual que hoy!).

- Quiere decir que el presidente Bush está amenazado?

- O que intenta defenderse porque se ve limitado en sus capacidades de expresarse (1- De hecho. se demostró que se tragó un bretzer sin terminar de masticarlo)

- Con Aries y Libra se repiten todos los escenarios catastróficos de los Estados Unidos?

- En esos momento siempre hay que tener cuidado.

- Si, siempre se podría dispara la alarma con carácter preventivo, y en ese caso el presidente debería esconderse en el búnker de Nebraska.

- ¿Verifica usted una gran uniformidad en la historia norteamericana?

- Sí, existe.

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INTELIGENCIA EN SEGUNDO GRADO 

No creo en los extraterrestres, dijo el profesor Simon White, astrofísico. ¿Por qué no los puede observar? No; porque tanta casualidad es improbable. ¿Por qué improbable?, pregunto el redactor jefe de la revista científica, que esperaba que White le contase una historia sobre extraterrestres. Es improbable, dijo el astrofísico, que acababa de volver de un congreso… que la inteligencia humana pueda haberse desarrollado dos veces en el  cosmos, puesto que ya es altamente improbable que, vista la eliminación del 99% de todos los caminos que conducen a esa inteligencia, ésta haya sobrevivido en el Planeta Azul. El redactor no aflojó. Para que su publicación fuese popular, era mejor que existieran extraterrestres y, sobre todo, una inteligencia alternativa.

… Es posible, dijo el astrofísico, que exista INTELIGENCIA ALTERNATIVA. No se descarta que en la tierra haya una forma bruta de esa alternativa, un sustituto para el caso en que desaparezca la especie humana… ¿Tiene facultades intelectuales un océano extenso como el Pacífico, de una superficie mayor que todos los continente de la tierra, más rápido en su movimiento que la materia sólida? ¿Tiene entendimiento, inteligencia? ¿Hay movimientos de esas aguas que sencillamente no comprendemos?

… Hicieron hincapié en el egocentrismo de la naturaleza. Según Darwin, todas las especies son egoístas, se orientan hacia su propia propagación… Pero ¿no hay en el fondo del mar, o flotando en los distintos niveles del agua, formas de inteligencia, insistió el entrevistador, que necesitaba algo para interesar a sus lectores, que se opongan a las facultades intelectuales de los vertebrados, que paralicen o suplanten a esa inteligencia si alguna vez falla?

Hay cosas que contradicen esa teoría, respondió White. Sin embargo, no voy a negar que en el congreso de Haway se citaron también ejemplos interesantes que hablan a favor de un talento especial del Gran Océano.

PulpoMimo

- En las aguas costeras del Pacífico, hay pulpos que, para engañar al enemigo, no se adaptan al entorno.

- ¿A qué entorno?

- Al de la isla Silawesi, en Indonesia.

- ¿Pero intentan camuflarse?

- Se camuflan en el fondo arenoso del mar como animales venenosos. Se presentan como seres que ellos mismos desconocen y de los que no tienen nada que temer; adoptan su forma y se protegen con el miedo que sus atacantes sienten frente a esos animales.

- O saa, que interpretan el papel de otros animales y “comprenden” a qué le tienen miedo sus atacantes. Adivinan, sin saber, quién se come a su depredador.

- Es asombroso. El pulpo se mide con el pez león, provisto de pinchos venenosos, y ensaya una escena de intimidación de la que no puede saber nada. Si se acerca una damisela, el pulpo se transforma en una hidra venenosa, el archienemigo de esos peces. Hasta ahora, ninguna hidra ha atacado a un pulpo. Dos misterios: ¿cómo sabel el pulto qué le da más miedo a su enemigo íntimo? ¿Basándose en qué capacidad de adivinación puede adoptar una forma que nunca ha visto?

- ¿Sería una forma de inteligencia superior a nosotros?

- Ya lo creo, La mayoría de los congresistas de Haway se quedaron atónitos. Y algo más; en determinadas situaciones, en las que no existe ninguna amenaza del exterior, surge en el fondo marino algo parecido a una atmósfera soñadora o traviesas. Los tentáculos tienen vida propia, parecen transformarse “por placer”.

- ¿Y también se interpreta como inteligencia superior equivalente?

- ¿No es más o menos eso?

El pulpo extiende los tentáculos para capturar a su presa. El cerebro solo da la primera orden. Los movimientos siguientes los dirigen los centros motores de los tentáculos, que poseen inteligencia propia. Hasta que logran su cometido.

- ¿Éxito seguro?

- Muerte segura… para la víctima.

- ¿Insinúa que ese tesoro de experiencia que se esconde en el mar pudo adquirirse en otros planetas? ¿Y que, gracias a ellos, hace tiempo ya que los extraterrestres pusieron un pié en la tierra?

Solo hablo como observador. Repito lo que se dijo en el congreso.

- Sin embargo, en sus ojos veo que, aun siendo un inglés frío y un observador científico, le resulta atractiva la idea de que en las playas de las Molucas existiese una competencia a nuestra inteligencia.

- Si me permite este comentario: me parece que en algunas de estas islas la inteligencia no se utiliza suficientemente.

- ¿Pero no tiene prejuicios?

- Prejuicios no. Tampoco esperanza.

- ¿Depositaría su esperanza en los pulpos? ¿Quiere decir que esa capacidad actoral, ese talento para metamorfosearse en el corazón del enemigo y adivinar qué piensan unos seres desconocidos, son cosas que vienen de otras estrellas?

- Imagínese que fuésemos capaces de algo así. Me disfrazo para responder a un ataque que amenaza mi vida y hago que mi enemigo dé marcha atrás. ¿Abunda esa inteligencia? ¿Es mayoritaria?

- ¿En el teatro tal vez?

- Entonces ésa también viene del outer space.

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EL DIABLO PIERDE INTERÉS EN SU OBJETO

Fue el gran germanista Ferdinand Sauerbrey quien observó que al diablo se le puede reconocer por la IMPACIENCIA PROPIA DE LOS DEMONIOS y, también, por su inclinación a TIRAR A LA BASURA LO QUE HA OBTENIDO.

-¿Cómo llega usted a esa observación?

- Textos. Unos manuscritos secretos de Goethe, un paquete que contiene las partes de Fausto (segunda parte, acto quinto) que el escritor excluyó de la publicación.

- ¿Informes secretos? ¿De fuentes esotéricas?

- Sin duda. Fuentes confidenciales de Siria y Malta.

Fausto- ¿Con descripciones exactas sobre como surte efecto un pacto con el diablo, aparte del hecho de que ha de firmarse con sangre?

- Lo esencia es, como en todo contrato, la letra pequeña. Las excepciones de cada caso.

- ¿Y dice usted que Mefistófeles, por la desesperación que le producía, abandonó el alma del doctor Fausto cuando ya la poseía?

- Sí, eso dice Goethe basándose en las fuentes secretas. El Tentador no pudo soportarlo más y se marchó.

- ¿El doctor Fausto, de Wittenberg, no estuvo a la altura de las fantasías de poder que el diablo le había ofrecido?

- Al final ya no quiso poner por escrito el saber que el diablo de transmitía. EL diablo, siempre obsesionado con su trabajo, hizo traer a Wittenberg mujeres de Etiopía, del Caribe, de Verona. Esperaron en un albergue.

- ¿No tenía deseos carnales el sabio?

- Ardor cero. No fue fácil mantener tranquilas a esas mujeres. Finalmente el diablo tuvo que entrar en acción para suplantar a Fausto.

- ¿Unos servicios incómodos para un ser divino?

- Eso no lo sabemos. En todo caso, a Mefistófeles la inversión en Fausto no le resultó rentable.

- ¿Forma parte del Maligno el que se respeten los acuerdos mutuos?

- Lo confirma Goethe. Como loco iba el Tentador tratando de concebir compensaciones que satisficieran el pacto original con el doctor Fausto. Pero no se pudo hacer nada. Cuando la otra parte contractual demostró tener una capacidad de absorción muy limitada para las ventajas diabólicas, Mefistófeles se desesperó…

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