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Fragmentos de libros. SHIKASTA de Doris Lessing  Fragmentos II:

Acceso/Volver a los FRAGMENTOS I de este libro: EstatuaPenumbra177
Continúa...     (Se muestra alguna información de las imágenes al sobreponer el ratón sobre ellas)

    ... Y para los Nativos ni siquiera había mensaje de esperanza, a menos que llamemos así al anuncio de que en un futuro remoto habría una remisión: la evolución volvería a comenzar ... al cabo de siglos y milenios.

   La razón de ser, la función, la utilidad de los Gigantes era ayudar a que los Nativos evolucionasen. Pero los Nativos, hermanos de los Gigantes, de la misma hechura, estaban condenados a degenerar... Los Gigantes eran el mellizo sano, el más vigoroso, el que se salvaría en una operación que mataría al otro.

    Todo eso tenía que decirles.
    Lo dije.
    Y esperé a que lo asimilaran.

 _ 

   … Todos somos hijos de las estrellas y de las fuerzas que las mueven; las estrellas forman parte de nosotros y nosotros de ellas; juntos nos movemos en una rueda de la SIxZone Albumque nunca y por ninguna razón podremos sentirnos al margen. No obstante, cuando los Dioses hacen explosión, se descarrían, se disuelven en volátiles nubes de gas, se contraen, se dilatan o bien se someten a cualquier otro avatar que el destino les imponga. Entonces las pequeñas partículas que constituyen su sustancia, minúsculas como son, pueden, no diré protestar, lo que sería impropio de la posición que ocupan en el universo, pero sí dar a entender que conocen la ironía; sí, a veces pueden permitirse -siempre con respeto- una mínima mueca de ironía…

 _ 

138
    De Historia de Shikasta, VOL. 3. 0 12, El Siglo de la Destrucción EXTRACTO DEL CAPÍTULO SINÓPTICO.

   … En grandes zonas del hemisferio septentrional el nivel de vida era el que hasta hacía poco había estado reservado para los emperadores y su corte. En el Continente Septentrional Aislado, sobre todo, la riqueza era escandalosa, incluso a los ojos de muchos de sus propios ciudadanos. Los pobres vivían allí como habían vivido los ricos en épocas pretéritas. En el continente se amontonaban los residuos, los desechos, los despojos del resto del mundo. Alrededor de cada ciudad, de cada pueblo y hasta del más insignificante villorrio del desierto, había inmensos basureros de objetos y alimentos desechados que en otras regiones menos favorecidas del globo hubieran salvado de la muerte a millones de seres humanos. Los viajeros que visitaban el continente se maravillaban, es cierto, pero de las cosas que la gente creía poder tener por derecho propio.

     Esta cultura dominante daba el tono y era el modelo de casi toda Shikasta. Porque, a pesar de las etiquetas ideológicas que distinguían a cada nación, todos compartían el principio de que la tecnología era la clave de la felicidad, y de que la felicidad consistía en el eterno progreso material, en la acumulación de bienes, placeres y comodidades. Los verdaderos fines de la existencia, pervertidos desde hacía tanto tiempo, y a duras penas y a qué precio preservados por nosotros, habían caído en el olvido, reducidos a parodias por quienes alguna vez los conocieron, pues las religiones sólo DSC03570conservaban atisbos desnaturalizados de la verdad. Y durante todo ese tiempo el planeta era saqueado. Se arrancaban los minerales de sus entrañas, se despilfarraban los combustibles, se empobrecían los suelos, explotándolos sin tener en cuenta el futuro, se exterminaba la fauna y la flora, se llenaban los mares de veneno e inmundicia, se corrompía la atmósfera; constantemente, a todas horas, la maquinaria de la propaganda machacaba, más, más, más, bebed más, comed más, consumid más, despilfarrad más, como en un delirio, como una obsesión. Eran seres enloquecidos, y las débiles voces que protestaban no bastaban para detener el proceso desencadenado y sustentado por la codicia. Por la falta de sustancia de la unanimidad en el sentir.

    Pero las inmensas riquezas del hemisferio norte no estaban equitativamente distribuidas, y las clases menos favorecidas se mostraban cada vez más rebeldes. La población del Continente Septentrional Aislado y de las franjas del noroeste incluía también mucha gente de piel oscura, importada en un principio como mano de obra barata, para llevar a cabo los trabajos menospreciados por los blancos: y aunque esta parte de la población participaba en cierta medida de la abundancia general, en conjunto puede decirse que en Shikasta los blancos prosperaban y que los de tez oscura vegetaban.  

     Y los de tez oscura, que odiaban a los explotadores blancos como quizá nunca se haya odiado a ningún conquistador, lo decían en voz más alta cada vez.

    Dentro del territorio de cada nación, el descontento crecía por todas partes, al norte, al sur, al este y al oeste. No sólo como consecuencia del abismo que había entre pobres Y ricos, sino también porque aquel modo de vivir, fundado en el criterio único de un aumento creciente del consumo, entristecía y deprimía sus verdaderas naturalezas, sus naturalezas ocultas, que eran desdeñadas, despojadas, engañadas por todas las instituciones y todas las autoridades a quienes tendrían que respetar -les habían dicho-, pero que ya no respetaban…

 _ 

205

   LluviaLuz De JOHOR informa
    He aquí el informe solicitado sobre los individuos que, de no haber caído Taufiq en poder del enemigo, habrían corrido una suerte muy distinta; lo mismo digo de ciertos acontecimientos. No comentaré en todos los casos -y en algunos ni siquiera lo mencionaré- el papel que John Brent Oxford hubiera podido desempeñar. 

     Para este nuevo encuentro, entré en Shikasta desde varios puntos de la Zona Seis , aunque utilizando, en la mayoría de los casos, el hábitat de los Gigantes

 _ 

251
    De INFORMACIÓN SUPLEMENTARIA. I.

   El Conflicto Generacional: Para emplear una expresión shikastiana muy en boga en esta época, utilizada por todo tipo de «especialistas» y en los contextos más diversos. 

    Este fenómeno, conocido en todas las especies animales, se ha exagerado y tergiversado en Shikasta durante estos últimos tiempos. Siempre hay un momento en que la hembra rechaza al cachorro demasiado crecido para mamar, en que el ave empuja fuera del nido al polluelo. Ese momento en que el niño pasa a ser adulto, ha dado lugar en todas las culturas a distintas ceremonias, públicas o privadas: desde este punto de vista, el «conflicto generacional» ha de ser considerado un fenómeno sociológico innato o, cuando no se manifiesta en un rito, un fenómeno psicológico también innato…

 _ 

   … Así pues, la unidad de «tiempo» es distinta para el niño y para el joven, y distinta también para la gente madura y para los ancianos. Se puede decir, en términos generales, que la vida actual del shikastiano describe una curva que culmina en la edad madura, alrededor del quinto decenio. Antes habrá conocido el estado de gracia de «viviré mil años»; pero de pronto, como si un velo se desgarrara, no tarda en comprender que hasta entonces ha vivido en una ilusión.

     generationskonflikt2El individuo de edad madura ha dejado atrás la mitad de la vida, la mitad del «tiempo que le toca vivir», y ahora, después de tantas esperanzas de eternidad, le parece que la vida pasada es un sueño, que todo cuanto puede esperar es otro sueño ilusorio y breve. Y sabe que cuando esté a punto de morir -que será muy pronto- evocará momentos y experiencias tan irreales como las que antes recordaba cada mañana, al despertar: experiencias emocionantes, placenteras o aterradoras, ya desvanecidas, o casi olvidadas. 

     Los shikastianos se vuelven esperanzados hacia sus hijos, la descendencia, la posteridad; pero ellos, los herederos, los miran con decepción, o peor aún.

     Una de las razones de esta actitud es que los hijos identifican a los progenitores con la horrible situación de Shikasta: la vieja generación encarna el caos y el terror visibles por doquier. Y no es un fenómeno de naturaleza intelectual sino afectiva, porque la mayoría de los jóvenes, si se les pregunta algo así como: ¿Crees de verdad que tus padres son personalmente responsables del Siglo de la Destrucción?, responderán: ¡Desde luego que no! Pero lo que a menudo sienten es aversión y hostilidad, pues los padres han permitido que todo eso ocurriera. 

     Otra de las razones es que a los shikastianos de hoy, hijos como son de esta era de la tecnología, del materialismo, les ha sido inculcada la idea de que tienen derecho a todo, que pueden y deben tenerlo todo. Y el joven -hablo de la gran mayoría, no de las raras excepciones- se enfrenta a sus padres con animadversión porque se le ha prometido todo y pronto comprende que no será así; y siente este desengaño, esta decepción, como una promesa rota, que se suma a los otros reproches.

    EdPortuguesaNo conocen su propia historia, la de su especie, ni las verdaderas razones de la situación en que se encuentran: no saben nada, no entienden nada, pero están convencidos -pues han sido educados en la arrogancia- de que son los herederos de todos los conocimientos y la sabiduría del mundo. Sin embargo, la cultura ha degenerado, y los jóvenes la aborrecen. En verdad la repudian y a la vez se aferran a ella, le exigen, le sacan todo lo que pueden. Y a causa de este odio llegan a repudiar lo que queda de bueno y sano en los valores tradicionales. De modo que el joven se encuentra de pronto afrontando la vida como si estuviera solo, sin normas, sin leyes, sin nada que lo guíe. ¿Cómo podría haber algo bueno en esa brutal anarquía que ven alrededor? Sin embargo, tienen cierto discernimiento y son capaces de actuar con inteligencia; es lo que se les ha enseñado. Están preparados para ser independientes y tomar sus propias decisiones, y se empeñan en delimitar sus territorios afectivos con la implacable crueldad y el egoísmo que caracterizaban a las franjas del noroeste cuando esas bestias dominaban el mundo, saqueando y destruyendo; pero ahora no son sólo los habitantes de las franjas del noroeste, son todos y en todas partes. Tienen por delante una vida larga, ilimitada..., ya habrá tiempo de enmendar errores, de tomar nuevos rumbos, de trocar lo malo en bueno...

    Y los adultos los miran, desesperados.

     Nada de cuanto digan los adultos será escuchado por esos niños de pecho que deambulan entre las brumas irisadas de sus ilusiones.

   Casi todos los adultos, en especial los del hemisferio norte y los de las clases acomodadas de cualquier país, han vivido con la convicción de que no habrá que rendir cuentas, y mientras tanto viven en pleno naufragio, arrojados a playas inhóspitas, soportando las consecuencias de las piraterías juveniles. La mayoría quisiera deshacer lo que ha hecho; «lo haría todo diferente si volviera a ser joven». Desean transmitir este sentimiento a sus hijos. «Por amor de Dios, no hagas eso, ten cuidado, hay tan poco tiempo por delante..., si lo haces, ya verás cómo pasa esto, eso y lo de más allá.»

    Pero los jóvenes «tienen que aprender por sí mismos». Es su derecho pues sólo así encontrarán su identidad, y lo sienten como una necesidad imperiosa. (Como lo fue antes para sus padres, que saben que es inútil decirles que pueden estar equivocados.) Renunciar a un desarrollo personal, a expresarse y descubrirse, significaría para ellos sucumbir a presiones que consideran intolerables, corruptas, falaces.  

    Generaciones Los viejos observan a los jóvenes con ansiedad, con tristeza, con temor. Lo que ellos han aprendido es, sobre todo, lo que cuestan las cosas, lo que hay que pagar, las consecuencias y los resultados de lo que se hace. Pero sus vidas habrán sido en vano, porque nada de todo cuanto han aprendido se puede transmitir. ¿Para qué haber aprendido tantas cosas, con tanto esfuerzo, a un precio tan alto para ellos y para otros (a menudo los propios hijos) si la generación siguiente no puede recibir nada de ellos, aceptar nada como «dado», como sabido, como ya comprendido?

    Y esos viejos que han pasado por muchas experiencias saben demasiado bien que todos los horrores son posibles y en realidad inevitables, pero los jóvenes piensan que, bueno, tal vez sea para bien.

     Los viejos viven esperando, anhelando, que los jóvenes recuperen la razón y comprendan que les queda muy poco tiempo, y muy poco también al planeta: «¡Por amor de Dios! No hay tiempo, ni para vosotros ni para nosotros, y lo perdéis en pavoneos y jueguecitos...»

    Pero los jóvenes no cejan y siguen con sus hordas, sus pandillas, sus grupos, sus cultos, sus partidos políticos, sus sectas, vociferando consignas, infinitamente divididos, enfrentados unos a otros, siempre cargados de razón, empujando para estar entre los primeros. Y ahí están: son el futuro, un futuro que se ha condenado a sí mismo.  

      Los viejos no tienen futuro porque, sobre todo en el caso de criaturas que han de morir casi antes de recobrar la razón, son los jóvenes los que representan el futuro. Los viejos recuerdan el pasado como una breve bruma irisada y dicen: «Yo no he vivido.» Y es verdad. Pero miran a sus hijos ... y comprenden que tampoco ellos vivirán.

     En Shikasta, aquí y ahora, ésta es una de las grandes fuerzas. En medio de las innumerables divisiones y subdivisiones (pueblos, razas, sub-razas, ideas, credos, religiones) hay una que opera en todas partes, en todas las áreas geográficas: el abismo que separa a los jóvenes de los viejos.

 _ 

256

    Shikasta Boo2De JOHOR informa.

   He aquí una lista de los individuos cuya vigilancia me encomendaron. No he incluido aquellos cuya situación es satisfactoria y que evolucionan de acuerdo con nuestros planes. En cambio, he agregado otros que, según nuestros agentes, podían estar en dificultades y cuyos nombres -pues su situación no era aún conocida en Canopus no figuraban en la lista original. Se los ha incluido en otras listas que las de aquellos shikastianos que yo tenía que encontrar y ayudar a causa de la desaparición de Taufiq.

      [Los shikastianos pierden buena parte del tiempo en asombrarse del comportamiento ajeno y en comentarlo. Esto se debe, en cierto modo, a que sus conocimientos en el campo que ellos denominan «psicológico» son insuficientes, y si los tienen no los aplican.

      La sorpresa, agradable o no, que ellos sienten ante un hecho cualquiera, se produce casi siempre cuando una pulsión interior trata de manifestarse en encuentros o conflictos personales. La sabiduría popular resume esta evidencia diciendo que muchas gentes se sienten atraídas por quienes las harán sufrir. Y es verdad que la fuerza o dinámica oculta que impulsa a Shikasta a avanzar por arduos y penosos derroteros, y en la que algunos ven un «guía» o «timonel interior», no tiene en cuenta la «felicidad» ni el «bienestar» cuando trata de encauzar a un individuo hacia un mejor conocimiento de sí mismo, hacia una mayor comprensión.

     En general, no es necesario encaminar a un individuo hacia tal o cual relación o situación: los componentes de su personalidad, ciertos aspectos de los que acaso no tengan ninguna conciencia, lo empujarán, en virtud de las leyes de la atracción y la repulsión, a los lugares y personas que le serán beneficiosos. Tales encuentros forzosos y benéficos entre dos personas, o todo un grupo de personas, se producen a menudo, aunque quienes los ven desde fuera pensarían que se trata de un «milagro» o de una «gracia de la providencia». A veces, los miembros de la pareja -o del grupo- han sido atraídos el uno hacia el otro a través de los mares, teniendo que vencer, hasta encontrarse, los peligros más «inverosímiles», porque se necesitan, porque necesitan aprender el uno del otro. No obstante, para el espectador desavisado, este proceso tiene muchas veces la apariencia de una lucha o una parálisis infructuosa y sin sentido, e incluso perjudicial. 

     Y sin duda, de hecho, a veces estos encuentros son erróneos, infructuosos y nefastos. ¿Acaso podría ser de otro modo en la situación extrema de la pobre Shikasta, al final del largo proceso que la ha llevado a tan vergonzoso estado?

     Pero, una vez más, no siempre es así, y los protagonistas podrán decirse un día, el uno al otro, al evocar aquellas horas que vivieron como penosas, como dolorosas hasta el límite de lo insoportable, o como erróneas: ¡Cuántas cosas aprendí entonces! ¡No cambiaría esa experiencia por nada en el mundo! Los Archivistas.]

 _ 

      De DOCUMENTO LYNDA COLDRIDGE
          (Nº 17 de este Informe)

      [...]
       275
      … Cuando escribí todo esto me olvidé de poner algo importante. Si una persona es un juego de cajas chinas, una dentro de otra, entonces ¿el mundo también es así? Lo escribo porque es importante. Cuando me miro desde fuera me doy risa. Veo al vejestorio de Lynda, puro hueso con los dedos sanguinolentos. Pero la persona que mira no es así. Lo que importa no es el vпаранойяejestorio con ese vestido poco elegante. (Tampoco hoy pude entrar en el cuarto de planchar, se había perdido la llave, doctor Hebert, si usted cree de veras que hay que cuidar la apariencia, por uno mismo.) Así que quizás hay otro mundo que mira este mundo nuestro, este lugar horrible. Este infierno. ¿Usted sabía que esto era el infierno, doctor Hebert? ¿Lo sabe? Cuando lo dije, usted sonrió. Es su enfermedad, pensó. Pero esto es el infierno, doctor Hebert. Pero supongamos que lo que yo pienso sea verdad, que hay otro mundo, una especie de réplica más ligera de este pesado terrón de miseria retenido por las cadenas de la gravedad, sí la gravedad, ese terrón tan pesado y tan denso. Supongamos que ese otro mundo se desprenda de éste como si fuera un guante y se da vuelta para mirar el infierno y se encoge de hombros. Y otro mundo, y otro. Cajas chinas redondas. ¿Le hace gracia? Noto una sonrisa en su cara así que supongo que es gracioso…

 _ 

  De DOCUMENTOS RELATIVOS a
        GEORGE SHERBAN (JOHOR)

         

De DIARIO DE RACHEL SHERBAN

      [...]
       311
      Shikasta Boo1… Era una fiesta, se celebraba algo. Los niños habíamos ayudado a servir las bebidas, la comida y esas cosas. Lo hacíamos para contentar a nuestros padres. A Benjamín no le gustaba. Decía que teníamos sirvientes y que por qué no lo hacían ellos.

     Durante la reunión George adivinó lo que yo estaba pensando y me miró con esa sonrisa tan suya que quería decir: sí, lo sé y estoy de acuerdo. Yo estaba pensando en lo tontos que eran los adultos, que se pavoneaban dándose importancia, como hacen todos los adultos. 

     Por la noche, sentados en el muro a la luz. de la luna, George dijo: había treinta personas. 

     Yo ya sabía por el tono de voz. lo que quería decir. 

    Y pensaba, como tantas veces, que yo sabía exactamente lo que George quería decir, y Benjamín casi nunca. Pero casi en seguida dijo algo que no me esperaba. Me acuerdo de esa noche porque lloré mucho. Por dos razones. Una, que yo no sabía lo que él pensaba, no más que Benjamín. La otra, que George se sentía sin duda muy solo para tener esa clase de pensamientos.
George dijo: todo el tiempo sirviendo tazas de té y vasos de licor y diciendo por favor y gracias...

     Yo me reí pues entendí muy bien lo que quería decir. 

     Pero en seguida dijo: treinta vejigas repletas de orina y treinta culos repletos de mierda, y treinta narices repletas de moco, y millones de poros exudando grasa...

     Yo me asusté, porque hablaba con voz áspera, irritada. Y siempre que oía esa voz., creía que era yo quien lo irritaba.ç

    Siguió hablando: una sala repleta de mierda y de orina, de mocos y de sudor. Y de cánceres y ataques cardíacos y bronquitis y neumonías. Y de ciento cincuenta litros de sangre. Y por favor y gracias y sí señora Amaldi, y no señor Volback, y por favor señora Sherban, y por Dios Ministro Mobote, y yo soy más importante que usted, Señor Doctor Titular Decano en Jefe.

    Me daba cuenta de que estaba indignado. Y nervioso, además, como se ponía a veces, con el cuerpo contraído. Y las piernas enroscadas una alrededor de la otra.

    Estaba furioso. Se echó a llorar.
    Dijo: es un lugar terrible, terrible.

    Eso no me gustó, me acosté y estuve llorando en cama.

    Al día siguiente él estaba muy simpático y jugó mucho conmigo, pero yo no sabía si tenía que alegrarme, porque me trataba como a un bebé…

 _ 

    Benjamín. Las cosas siempre han sido así. Él ha querido siempre, desde el Book3principio, un poco más de lo que le ofrecían. Quería que lo invitaran a él, sólo a él, Miriam o Hasan o quien fuera. Apuesto a que si Miriam lo hubiese invitado a él solo, no la habría encontrado aburrida. Y cuando teníamos preceptores y George salía con alguno de elles, Benjamín nunca quería acompañarlos. Una vez dijo: ¡Ese negro estúpido! Y lo curioso es que en realidad no lo piensa. Quiero decir que no cree que los negros sean estúpidos ni nada parecido. Dice esas cosas porque son parte de su estilo. Y eso es lo terrible, si uno se pone a pensarlo. Quiero decir que cualquiera puede representar una comedia, pero luego no puede salir de la comedia. Es como el cuento del mimo que no podía quitarse la máscara. Hay algo terrible en todo esto

 _ 

De DIARIO DE RACHEL SHERBAN

      [...]
       406
      … He comprendido algo. Me asombra no haberlo comprendido antes. Hay alguien, algo que necesita esta matanza, este sufrimiento, esta muerte, muerte, muerte. Sangre y más sangre. Alguien ha de aspirar el fétido olor a sangre que exhala este planeta. Alguien. Algo. No hay nada que no tenga una función. Todo cuanto sucede responde a un plan. Algo lo necesita Sucede porque hay una situación de necesidad. No hay nada que suceda porque sí. Hay alguien, algo que necesita de toda esta barbarie, toda esta sangre.

     El Diablo, supongo.

    Tengo la impresión de encontrarme, de pronto, con una llave en la mano.

    DosVelasParaElDiabloHe leído que la mayor astucia del Diablo es que nadie cree en él, en ella, en eso. La verdad, hemos sido muy estúpidos.
Me siento muy rara. Como si no estuviera aquí. Como si no existiera.

    El viento sopla a través de mí. Lo siento soplar a través de mis grietas y hendiduras. Siempre tengo frío.

    Voy y vengo por la casa y siento que floto en la irrealidad. Es una palabra. Observo la palabra y no es nada. Una vez más, no hay palabras...

 _ 

    De BENJAMIN SHERBAN , CAMPO 16,
         CHECOSLOVAQUIA, a GEORGE SHERBAN
         en SIMLA

    418
      … Bien.
      Fin de las buenas nuevas.
      Comienzo de las malas.

     Así estábamos, el sexto día, todos tan alejados de nuestros tontos yoes habituales que de sólo recordarlos sentíamos náuseas. Y hete aquí que durante el desayuno aparece un individuo, sin presentarse, y se sienta como si tal. Tampoco los chinos lo conocían. Eso era más que evidente. 

      Aunque después de la primera sorpresa pretendieran que no era una sorpresa. Al menos algunos. Lo que nos salvó, como de costumbre, fue el hecho de que es absolutamente imposible lavar todos los cerebros al mismo tiempo y en la misma medida. Algunos de nuestros mentores, no todos, se las ingeniaron para poner al mal tiempo buena cara y presentar un frente más o menos unido. Así fue como supimos que esta Benevolencia les era desconocida.

      HombreReptilPero qué reptil. Tipo tecnócrata internacional, con eso lo digo todo. 

     El Hombre Imperturbable se introdujo inmediatamente en uno de nuestros grupos de discusión, precisamente en el que yo estaba. Llegó sonriendo. Se sentó sonriendo. Y te diré una cosa: hace tiempo que he llegado al punto en que cuando veo Cierta Sonrisa, tengo ganas de sacar el revólver.

     La atmósfera... no era la misma.

    Se había vuelto espesa. Todos seguíamos proponiendo temas, y dentro del espíritu de los últimos días, pero las palabras caían en el vacío. Literalmente. Eso era, tal como suena, lo que ocurría. Las palabras lanzadas a volar como cometas al aire de la esperanza, guiadas por los bramantes de la concordia caían plop hechas añicos. Como heridas por un perdigón.
      ¿Me sigues?
      Y allí estábamos todos, tratando de volver a elevarnos como cometas y desplomándonos sobre la colina de la decepción y la inepcia...

 _ 

 De    CHEN LIU a su amigo KU YUANG

    474 (Juicio a las razas blancas)
     … - Quiero hacer una sola observación: desde hace tres mil años la India ha perseguido y maltratado a una parte de su propia población. Me refiero, por supuesto, a los Intocables. Al tratamiento incalificable infligido a esos desdichados, bárbaro, cIntocableruel, insensato... -Estas tres palabras fueron lanzadas una tras de otra, con pausas intermedias, como desafíos, hacia las gradas, mientras giraba lentamente para enfrentar a los distintos sectores del auditorio. - Un tratamiento de una crueldad incalificable cuya bajeza no ha sido igualada por nada de cuanto hicieran jamás las razas blancas. Ahora mismo millones y millones de seres humanos en el subcontinente de la India son tratados peor que los negros sudafricanos a manos de los blancos, con una crueldad que ningún opresor blanco empleó jamás contra un hombre o una mujer de raza negra. Y aquí no se trata de un año de opresión, de una década de persecuciones, de un siglo de malos tratos, no es el resultado de un régimen efímero y fracasado como el del Imperio Británico, ni de una eclosión de barbarie de diez años como el hitlerismo en Europa, ni de cincuenta años de barbarie como el comunismo ruso, sino de algo inherente a una religión y a una forma de vida, a una cultura, y tan profundamente arraigado que quienes lo practican parecen ciegos al horror y la abyección de sus propios actos…

 _ 

John Brent-Oxford alzó entonces la voz, pero no lo bastante, y todos tuvieron que callar para poder oír.

     - Todos sabemos hoy, ahora, que hay naciones, naciones no blancas que dominan y subyugan por medio de la fuerza a otras naciones, algunas también no blancas, pero otras de raza blanca. 

      Silencio otra vez.

     Luego: -¿Queréis que os recuerde los numerosos ejemplos de la historia en que naciones de raza negra, y parda, y morena, y dorada o marfil trataron con crueldad a su propio pueblo, y a los de otras naciones?

     Silencio. 

     -Por ejemplo, no es una novedad para ninguno de nosotros que el tráfico de esclavos en el África fue en gran parte organizado por los árabes, con la cooperación complaciente de los negros...

 _ 

    DeadPlanet ShamatDe Historia de Shikasta, VOL. 3. O 1 4, Periodo intermedio entre la segunda y la tercera guerras mundiales. Capítulo sinóptico.

      [...]
       484

     … Inmenso, el más grande de los planetas conocidos, es estéril, seco, sin recursos. Todo tiene que ser importado. Y por la posición que ocupa en la organización cósmica, le faltan por completo las fuerzas y corrientes que necesita para su equilibrio. Ni Puttiora intentaría explotar ese astro horrible. Y sin embargo, una desgraciada conjunción de circunstancias quiso que algunos criminales llegaran al planeta, y adueñándose de él, utilizaran su propia abyección para arrogarse el poder en detrimento de otros. 

    Durante un breve lapso (en escala cósmica) Shammat fue el planeta más floreciente de la galaxia. Rebosaba de riquezas y lujos, productos todos de un centenar de culturas inventivas e industriosas. Los habitantes llevaban una vida de sibaritismo y bestialidad nunca igualados, ni aun en Shikasta, en las épocas de mayor corrupción.

     La energía de Shikasta ha sido siempre el alimento principal de Shammat; Shammat nunca ha sido capaz de encontrar algo con que reemplazarla. A medida que pasaba el tiempo, más energía quitaba a Shikasta. Shammat lo robaba todo, si podía. Pero no comprendía, ni por asomo, lo que estaba pasando. No tenía ninguna posibilidad de descubrirlo, y se agitaba frenética, a ciegas y a locas, emprendiendo toda suerte de planes nefastos, con la esperanza de que «algo resultaría para bien». Sabía que nosotros, Canopus, hemos sido, somos y seremos siempre su implacable enemigo: sabía que estábamos siempre presentes, y que éramos poderosos e incorruptibles; pero, incapaz de reconocernos en nuestros innumerables disfraces, no sabía qué esperar.

    CanopusShammat creyó hasta el fin que por obra y gracia de un milagro no perdería a Shikasta, «de uno u otro modo». «Algo tiene que pasar,» «Todo saldrá bien.» Esta ceguera desesperada no era lo que caracterizaba a Shammat en los tiempos en que la observábamos, cuando anticipábamos con absoluta precisión el debilitamiento de los lazos entre Canopus Y Shikasta, y lo que ese debilitamiento podía beneficiar a Shammat. Pero Shammat había caído en la degeneración. La larga histona de una oprobiosa dependencia, el egoísmo con que trataban a los vecinos de la galaxia, el parasitismo, la lujuria y el debilitamiento de la fibra moral: todo había contribuido a la ruina de Shammat. Hasta las emanaciones de la propia Shikasta, que en la fase final eran ponzoñosas. El proceso que Shammat había desencadenado -al reducir, debilitar y esclavizar a una gran parte de las poblaciones de Shikasta- había reducido y debilitado a Shammat atomizándola y arrastrándola a la guerra civil.

      Había batallas en esa época, que se libraban en los cielos de Shikasta, y que no tenían ninguna relación con Shikasta. Era Shammat que combatía contra Shammat... en una guerra salvaje, insensata, suicida.

   SatelitesRededorLos cielos de Shikasta, en cualquier caso, estaban invadidos por toda suerte de artefactos mecánicos y técnicos, estaciones de observación, estaciones meteorológicas, equipos de radio-comunicaciones, algunos al servicio del progreso, otros al servicio de la guerra; había armas de toda especie y de todos los grados de poder destructor, que también rivalizaban entre ellas, sin que los habitantes de Shikasta tuvieran la más remota idea de cómo ni por qué. Shikasta estaba envuelta en un verdadero caparazón de metal que giraba alrededor de ella. Que esto contribuía a debilitar las redes y eslabones de las corrientes cósmicas, no era algo que pudiera preocupar a Shikasta, ya que sus técnicos, incluso al final, cuando ya ciertos hechos saltaban a la vista, no habían llegado aún a comprender la naturaleza de esas fuerzas; durante varios siglos las ciencias habían seguido un cauce retrógrado y oscurantista, que impedía toda reflexión lúcida y útil en esa dirección. (Jamás sospecharon, por ejemplo, que algunas Ciudades, o ciertos edificios, estaban construidos de tal modo que era inevitable que llevaran a sus habitantes a la locura, o al menos al desequilibrio mental.) Todo alrededor del caparazón metálico que envolvía a Shikasta se libraban batallas. Y otros observaban esas batallas. Más de una vez naves-maestras sirianas, en el curso de una travesía rutinaria de reconocimiento, habían puesto en fuga las máquinas de Shammat que encontraban trabadas en lucha en los cielos de Shikasta. Más de una vez, las grandes naves sirianas, y las nuestras, NaveArgoshabían patrullado esos cielos como aliados protectores, ahuyentando los horribles aparatos de Shammat, cuya beligerancia casi automática no hacía sino agravar las presiones que pesaban sobre Shikasta. Y la luna de los shikastianos era motivo de violentas disputas.

     También visitaban Shikasta naves de los Tres Planetas. La caída de Shikasta en la barbarie había afectado, tiempo atrás, el armónico equilibrio de estos tres planetas dentro de la estructura de las fuerzas cósmicas, y desde entonces les costaba mantenerse en buen estado. La Guerra del Siglo XX, con sus emanaciones maléficas y deletéreas, sólo provechosas para Shammat, había afectado a estos planetas. Las naves visitantes venían en misión de reconocimiento y observación. En todo tiempo nuestros funcionarios han mantenido con ellos excelentes relaciones, prestándoles toda clase de ayuda y asistencia. También ellos esperaban, como todos nosotros, el momento en que la larga noche de Shikasta llegara a su fin, y diera paso a un lento retorno hacia la luz…

...

 También, de Shikasta

el comienzo: Biometria MLGG177

   

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